“Desde el Instituto somos Iglesia en salida”

Publicado el 25/09/2020
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“Desde el Instituto somos Iglesia en salida”

Comienza el proceso de matrícula en el centro diocesano de Teología y Pastoral San Juan Pablo II

El Instituto Diocesano de Teología y Pastoral “San Juan Pablo II” se prepara ya para el inicio del nuevo curso en las sedes de Oviedo, Seminario Metropolitano; Gijón, Basílica del Sagrado Corazón; y Avilés, parroquia de San Juan de Ávila. Las condiciones actuales implican que, por el momento, la atención a todos los interesados sobre los requisitos y formularios de matriculación se realice vía online en el correo institutodiocesano.juanpabloii@gmail.com. Además podrán encontrar toda la información en la web institutojp2oviedo.com. En Esta Hora hemos hablado con el director del instituto, el sacerdote Enrique Álvarez Moro, para conocer más en profundidad su programa de formación y cómo se presenta este nuevo curso.

¿Qué materias pueden estudiarse?

El instituto es el método generalista diocesano para estudiar Teología y Pastoral y así conocer los fundamentos de la fe cristiana y trabajar dos cosas que nuestros obispos han puesto de relieve para que se dé un nuevo Pentecostés en nuestra Iglesia: la sinodalidad y el discernimiento. Por eso la Teología tiene que estar en contacto en los signos de los tiempos y así en nuestro instituto se estudia Teología Dogmática, Moral, Sagrada Escritura.  Además, acompañamos todos estos cursos generales, con cursos especiales que tratan temas que tienen que mucho que ver con la época que estamos viviendo: el duelo, la acción social de la Iglesia a lo largo de los tiempos, la ideología de género o la antinatalidad, que engloba mucho más que el aborto, entre otros. De esta manera podemos tener una visión de conjunto para dar razón de nuestra esperanza. Este instituto nació para que todos, independientemente de los estudios que tengan, puedan dar este testimonio, en sus entornos, trabajos y familias: aportar en los temas que hoy la sociedad nos pone delante la visión cristiana.

¿También es generalista en cuanto al perfil de sus estudiantes?

Podemos encontrar cristianos que quieren profundizar en su fe o profesores de Religión que lo utilizan como una formación permanente. También muchas personas han estudiado con nosotros, como profesores de la Universidad de Oviedo que sin ser creyentes quieren profundizar en la fe cristiana para poder dialogar con ella. Está abierto a todo el mundo tanto a personas que tienen estudios como a quienes no han estudiado nunca, a personas que tienen una encomienda pastoral o quienes frecuentan los sacramentos, pero no tienen vinculación con las parroquias. Todos están invitados a estudiar en nuestro instituto. Es también importante que cuando alguien muestre necesidad de formación, en compañía de sus párrocos, piquen en nuestra puerta. En el pueblo de Dios, lo veo con nuestros feligreses y también en mí mismo, hay una inquietud de formación y la diócesis tiene este instituto para acoger a todos y crecer en la fe.

¿Ayuda también a que en ocasiones los alumnos encuentren su vocación dentro de la Iglesia?

Puedo contar esa experiencia en primera persona. Hace unos años auspiciado por mi párroco de entonces que me becó en los estudios comencé en el instituto y pude entrar en una dinámica de conversión pastoral y misionera. De tal manera que cuando acabé la formación me di cuenta, gracias al Espíritu Santo, de que yo tenía vocación al sacerdocio. O el caso de unos alumnos que descubrieron que tenían que ahondar en su fe después de estudiar y que están en un grupo de catecumenado de adultos; otros que piden confesión o dirección espiritual. ¡Qué precioso es ver el instituto en esta capacidad de conversión pastoral y misionera de poder encontrar nuestra vocación!

El instituto es un proyecto ambicioso, aunque humilde y sencillo a la vez, con el que podemos hacer también comunidad, que va más allá de las cuatro paredes de la sede y esto ayuda mucho a seguir creciendo. De este modo somos Iglesia en salida, trabajando juntos la sinodalidad y el discernimiento. Salimos para dar razón a través de lo que vivimos: no somos cristianos en abstracto ni vivimos las cosas como si no tuvieran que ver con nosotros. Dios tiene una esperanza puesta en nosotros de que seamos capaces de aportar luz y sentido.

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