El descubrimiento de las “Habilidades sociales” para la Nueva Evangelización

Publicado el 01/04/2022
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El descubrimiento de las “Habilidades sociales” para la Nueva Evangelización

Isabel Sendino trabaja en el Centro Penitenciario de Villabona, pero además es la coordinadora de Cáritas en El Caudal, y profesora en el Instituto Diocesano de Teología y Pastoral San Juan Pablo II, donde se encuentra, estos días, impartiendo el curso “Habilidades sociales para la Nueva Evangelización”

Isabel, no es la primera vez que impartes este curso, ¿verdad?

No, hicimos una pequeña prueba en última Semana Diocesana de Formación, en Navia, durante dos días, de manera intensiva, con la gran suerte de contar con diecinueve personas, entre las que había sacerdotes, profesores de Religión, voluntarios de parroquias etc. 

Ahí surgió la posibilidad de hacerlo de manera trimestral y posiblemente anual, porque tuvo mucho éxito y se vio la utilidad del curso para llegar y fomentar nuestras propias habilidades sociales y compartir con otros, ya entrando en la nueva evangelización que nos introdujo el papa Benedicto y ahora con el Papa Francisco con mucho más énfasis.

Lo cierto es que las habilidades sociales es una de tus especialidades, con lo que trabajas día a día.

Sí, es mi especialidad las habilidades sociales o por lo menos el trabajo personal donde potenciemos cada uno de nosotros esto que llevamos dentro que normalmente queda sesgado dependiendo del mundo en que nos movamos. En el centro penitenciario trabajo con personas evidentemente muy vulnerables, en situación complicada y donde tienen olvidados un montón de valores que por los derroteros de la vida se van quedando y les ayudo a potenciar todos esos valores, y a creernos a nosotros mismos, la autoestima, el saber estar con otra gente, el poder compartir desde la asertividad. Da para largo, pero entraría dentro de todo esto, que luego además trabajo en el propio curso de habilidades sociales para la nueva evangelización.

¿Qué temas se tratan?

Suelo partir del grupo que tengo. Damos lo básico, saber qué son las habilidades sociales, por supuesto, y la nueva evangelización. Y lo más importante que tiene este curso es que trabajamos desde cada uno de nosotros, potenciando aquello que tenemos un poco más olvidado, y esto no lo digo yo, sino que lo dijo una alumna que tuve en Navia: “qué bueno saber que todos tenemos dentro algo para llegar a los demás”. 

Yo siempre digo que somos la cara de Jesús en otra gente. A lo mejor, nosotros somos el único encuentro que algunos van a tener con Jesús. Esa sería la nueva evangelización, desde nosotros mismos, desde el mundo en el que vivimos. Necesitamos conocernos, conocer todo lo que tenemos para llegar a otros. 

¿Para quién está pensado este curso?

Está abierto a cualquier persona, todos aquellos que quieran descubrirse a ellos mismos en relación a Jesús. Va dirigido a agentes de pastoral, sacerdotes, profesores de Religión, etc. La idea es ponernos en el día a día de nuestro trabajo. Todos aquellos que quieran darle una vuelta a la “típica actividad”, “típica catequesis”, “típico… lo que sea”, hacerlo nuevo. Y por supuesto, de cualquier edad. 

Es eminentemente práctico, entonces.

Sí, se trata de seguir la dinámica del mundo que vivimos, pero con los parámetros de una Iglesia abierta, en camino, que eso el Papa Francisco lo tiene muy claro. 

No podemos quedarnos anclados en cómo hacíamos antes las cosas. No es que el mensaje a transmitir sea nuevo, porque es el mismo de siempre, pero sí cambia el “cómo” lo transmitimos a los demás, sin perder nuestra esencia, sin perder nuestro ardor de Dios y nuestro amor hacia los demás y los más vulnerables. Eso tiene que ser lo fundamental. 

Si tuvieras que analizar la situación actual, ¿qué falta de habilidades podrías detectar? 

Los defectos que veo son los que yo misma cometo. 

Por ejemplo, la apatía o el desánimo. Nos ponemos piedras a nosotros mismos. No priorizamos transmitir lo que sentimos, sino que priorizamos el “siempre se hizo así”, “si hasta ahora funciona no lo vamos a mover”. Con ello, no sólo no abrimos puertas, sino que cada vez las estamos cerrando más porque no queremos ver lo que tenemos delante. Iglesias vacías, personas cada vez menos creyentes, jóvenes con ganas de sentir y vivir pero sin hueco para entrar.

Eso sí, esa actitud la tenemos a nivel individual, no en grupo. De manera individual nos alejamos de esa Iglesia en camino. Y es que estamos ahora mismo en el mejor momento, con el Sínodo, para compartir, ver y vivir. Es un momento para la reflexión pero yo veo ese hándicap con nosotros mismos: la desesperanza, el “ay no viene nadie” o “sólo vienen tres”. Pues con esos tres, tenemos que ir a por todas.

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