Sus ocho cofradías organizan unas procesiones de gran arraigo y tradición
Avilés es una de las ciudades asturianas en las que más intensamente se vive la Semana Santa con una tradición que se remonta al siglo XVII y que no ha dejado de crecer, incorporándose mucha gente joven. “El párroco de San Nicolás de Bari comentaba hace unos días en su homilía que tenemos futuro”, recuerda Carlos Fernández Mora, presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías y Hermano Mayor de la Cofradía de San Pedro, “los chavales ven que un compañero de clase está en una cofradía y quieren descubrirla. También se da la circunstancia que muchos cofrades son catequistas y es una forma de conocerlas. Llena mucho ver cómo, en cualquier evento, los chavales se juntan: hay hermandad”. Una opinión que comparte Rafael Martín, Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores, “en los 90 íbamos prácticamente solos por la calle y ahora ha ganado muchísimo. Es increíble la gente que acude desde el Domingo de Ramos”.
Una labor cofrade que se vive a la par de la parroquia, en el caso de Avilés San Nicolás de Bari y Santo Tomás de Cantorbery, ya que si no perdería su sentido y que hace que los cofrades estén involucrados en todo tipo de actividades mucho más allá de la Semana Santa como pueden ser el Corpus, Navidad, celebraciones, en los diferentes grupos parroquiales… Además de mantener una relación muy estrecha con su párroco.
“Cuando acaban las procesiones nos queda la sensación de que nos hemos dedicado a hacer catequesis en la calle, pero también es verdad que en cuanto finalizan ya nos ponemos a preparar otras cosas, eso es algo que nos ocurre a todos”, explica Carlos, “tenemos un grupo de gente que nos vemos a menudo y de ahí surgen ideas, proyectos y, muy importante, acción social: no se es cofradía si no ayudamos a nadie. Y la gente está respondiendo en este sentido”.
“Lo importante”, añade Rafael, “es que la junta muestre a los demás que se trabaja en equipo, animando a la gente, haciendo grupo y lograr así una hermandad grande y fuerte. Hay que funcionar abriéndose a los demás y que todos aporten”.
Una manera de entender el papel de las hermandades que se hace extensiva a las ocho cofradías que procesionan en Avilés y que han fomentado un camino de trabajo unidas para que la Semana Santa de la ciudad siga tan viva.
Esperanza
Es la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Esperanza quien comienza la Semana Santa.
Esta cofradía se constituye en 1997 y al año siguiente recupera la procesión de la Borriquilla el Domingo de Ramos que llevaba más de veinte años suspendida, mientras que en 2005 logra que el Lunes Santo Avilés tenga también la procesión de Jesús Cautivo de Medinacelli.
Ese mismo año la cofradía adquiere una nueva imagen, la de Jesús Resucitado, que en la noche del Sábado de Gloria recorre junto a la Virgen de la Soledad y al apóstol Pedro por las calles de la ciudad. Desde 2001 dispone de banda de tambores.
San Pedro
La Cofradía del Santísimo Cristo de Rivero y San Pedro Apóstol en sus orígenes comenzaba su procesión de Martes Santo a primera hora de la tarde lo que hizo que fueran sobre todo los niños sus protagonistas y recibiese así el nombre de Cofradía de los Rapacinos. Hoy en día el numeroso grupo de cofrades infantiles que participan ha permitido que continúe conociéndose por ese apelativo.
En la procesión es el apóstol quien avanza en primer lugar para, de vuelta a la capilla, llorar arrepentido al paso de Cristo azotado por los sayones. La tradición popular dice que si ese Martes Santo caen gotas del cielo, estas son las lágrimas de San Pedro.
Participa también en la procesión del Viernes Santo con el Cristo atado a la columna y en la procesión de Resurrección del Sábado Santo con el encuentro del apóstol con la Madre y Cristo resucitado.
Jesús de Galiana
Es esta una imagen con grandísima devoción, conocida popularmente como “Jesusín de Galiana”, que da nombre a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Galiana. Procesionó por primera vez un Miércoles Santo de 1950, desde entonces su Nazareno está presente en el Santo Encuentro y el Viernes de Pasión. Evoca una de las caídas de Cristo camino del Calvario, con su cara mirando al cielo y una mano apoyada directamente en la tierra, no en una piedra lo que le da un rasgo distintivo. Su emblema está compuesto por una corona de espinas en cuyo centro figuran los tres clavos entrelazados.
Hay que destacar también que esta cofradía de Jesús de Galiana fue la primera en contar con mujeres en sus filas.
Nuestra Señora de los Dolores
Por su parte, la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores puede verse en procesión cada Miércoles y Viernes Santo con un paso portado a hombros por treinta costaleros, el más voluminoso de la Semana Santa avilesina.
Sus cofrades van vestidos completamente de negro con dos hábitos. Uno es el llamado de “pavo real” compuesto de túnica de raso, capa y capuchón bordado en oro, ambos de terciopelo; y el otro con túnica y verdugo de raso y fajín de terciopelo.
Es imagen inequívoca de su procesión el gran número de mujeres que acompañan a la virgen ataviadas con mantilla española.
San Juan
La Cofradía de San Juan Evangelista tiene la particularidad de estar formada solo por varones de entre 5 y 33 años y solteros. Cuando alcanzan esta edad o cambian de estado civil los cofrades abandonan la cofradía, aunque sin perder su vinculación y el espíritu de los conocidos como “sanjuaninos”. Con hábito con túnica azul y capa roja, con sandalias o descalzos como es tradición en Avilés, una de las características de sus procesiones es el baile de San Juan, con la imagen portada por 18 cofrades, al son de su banda de tambores y cornetas. Procesionan Miércoles, Jueves y Viernes Santo.
Con el paso de los años han recuperado el paso de la Verónica e incorporado el de la Tercera Palabra, portado a hombros, que procesionó por primera vez en 2017. Representa el momento en que Jesús se dirige a la Virgen par a señalar a San Juan como su hijo.
Beso de Judas
Ya en el Jueves Santo es la Hermandad de El Beso de Judas la encargada de sacar a la calle sus procesiones.
Un grupo de jóvenes, vinculados a a la Iglesia, fundó en 2008 la hermandad y eligió la imagen que representa el momento justo de traición de Judas en el huerto de Getsemaní, como reconocimiento a las ocasiones en que como cristianos se da la espalda a Jesús, al igual que hizo Judas.
Su hábito está compuesto por túnica blanca, y capa, verdugo, fajín negros. Son muchos cofrades que procesionan descalzos pero se permite llevar sandalias negras. Portan además una vara de la que cuelga en su parte superior un saco con monedas, representando el botín obtenido por Judas a cambio de traicionar al maestro.
Santo Entierro
La Hermandad del Santo Entierro y Nuestra Señora del Gran Dolor hizo su primera salida el 11 de abril de 1952, Viernes Santo, en la procesión del Santo Entierro, acompañada del resto de las cofradías de la villa. Su hábito y capuchón son negros con sudario blanco que cae desde los hombros a la espalda.
Su constitución se inspiró en la idea de la adoración al Cristo Yacente como símbolo de la Pasión. Como curiosidad cabe decir que para llevarla a cabo de forma oficial, fue preciso llegar al número de 33 hermanos, en ferviente empeño de similitud con los años de vida terrena del Cristo Redentor.
La Soledad
La Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y la Santa Vera Cruz procesiona el Viernes Santo al anochecer y el Sábado de Gloria. En 1956 adquirió la imagen de su titular obra del imaginero Juan García Talens. Su trono es un paso de palio que presenta varias tallas en madera, destacando el conjunto de cabezas de ángeles situado en la peana que sustenta la imagen.
Este 2019 contarán con varias novedades en sus procesiones: un nuevo estandarte con el escudo de la Real Cofradía y el Ave María, todo ello en terciopelo negro e hilo de plata, mientras que el paso del Lignum Crucis, reliquia que la hermandad custodia desde 1955, llevará velas verde oscuro en lugar de las rojas habituales.
