El aumento del número de matriculados y el obligado relevo generacional en el colectivo de profesores de Religión hace que sea muy necesaria la incorporación de nuevos profesores, principalmente en Secundaria. Para poder ejercer como docentes se debe tener el grado en Teología o Ciencias Religiosas, además del máster de capacitación del profesorado que exige la Administración, aunque en estos momentos no se oferte uno específico para la especialidad de Religión.
“Todos los profesores de Primaria y Secundaria están sobradamente capacitados y llevan muchos años ejerciendo con un testimonio y una calidad pedagógica envidiable”, afirma Pilar Hernández. Explicando además la circunstancia de que la mayor parte de los profesores de Religión no se decantaron por esa opción nada más acabar el Bachillerato por lo que al grado que han estudiado para poder impartir la asignatura, se une que muchos de ellos son licenciados en especialidades muy distintas, lo que les da un plus de formación que es, sin duda, un valor añadido.
“Para ser profesor de Religión se debe tener la misma capacitación que cualquier compañero de claustro y también tener un perfil eclesial: ser creyente porque es un testigo de lo que enseña y manifiesta que cree en lo que está transmitiendo”.
Una gratificante labor a la que no quiere dejar pasar la oportunidad de animar a emprender “a todos los cristianos que crean tener esta vocación, la enseñanza es una vocación también cuando se trata esta materia, a que se planteen prestar este servicio de desarrollo de la persona a través de la formación religiosa”.
