Atención a la salud emocional a través del teléfono

Publicado el 18/09/2020
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Atención a la salud emocional a través del teléfono

El octubre de 1971 Serafín Madrid, fraile de la Orden Hospitalario de San Juan de Dios, fundó el Teléfono de la Esperanza en Sevilla. Lo hacía tras haber impulsado el año anterior: la ciudad de San Juan de Dios en Alcalá de Guadaría, un centro de ayuda integral para personas con disfunción física, psíquica y sensorial. Su proyecto fue fruto de un largo estudio, aconsejado por profesionales, para conocer qué necesitaba la sociedad de aquel momento y cómo podía ayudarles. En la actualidad el Teléfono de la Esperanza está presente en toda España, incluida Asturias, manteniendo el espíritu que motivó a su fundador. “El Teléfono de la Esperanza nació para ofrecer un recurso de ayuda a personas que se encontraban solas y necesitaban alguien que les pudiese escuchar. Serafín Madrid pensó en un medio tan accesible como el teléfono”, explica Rosa de Arquer, coordinadora de proyectos en la sede de Asturias, “muchas veces hay personas que no pueden salir de casa, que no tienen posibilidad de desplazarse a un lugar concreto o que no pueden esperar a llamar para pedir una cita y que alguien les atienda. Esa inmediatez del teléfono se ha mantenido a lo largo del tiempo e incluso mejorado con los móviles”.

El pasado año en Asturias se recibieron cerca de 7.800 llamadas, de ellas “el ochenta por ciento lo hacen personas que están solas. No necesariamente que viven solas, sino que se sienten solas. Porque a veces estamos en casa acompañados de familia o amigos y tenemos la sensación de que nadie nos comprende o no nos animamos a contarle ese problema o esa situación a personas que sabemos que nos quieren y nos pueden ayudar, porque no queremos preocuparles. El fondo de casi todas las llamadas es tener la necesidad de compartir una situación complicada y buscar a alguien que les escuche y les diga: “Tienes un problema, cuéntame. ¿En qué te puedo ayudar”. En este sentido buscan acompañamiento”.

¿Y quién está detrás de esta labor de escucha y acompañamiento? En grupo de voluntarios, en Astuiras 91 personas, que antes de incorporarse realizan una formación de cerca de un año. Este proceso, como señala Rosa, comienza con “una entrevista previa en la que se hace una valoración de las necesidades de esa persona, porque a veces queremos ayudar, pero no es el mejor momento para nosotros”. Y desde ahí comienza la formación propiamente dicha en la que se enseña“a no juzgar, no aconsejar y también a gestionar emociones porque a veces recibes una llamada que es complicada y te deja mal cuerpo y tienes que saber recomponerte, marcar un poco de distancia y asimilar todas las emociones que implica atender a una persona”.

De este modo, en el Teléfono de la Esperanza ayudan a cuidar la a veces poco atendida salud emocional: “Nos paramos poco a ver cómo me siento y muchas veces se acumulan problemas, crisis de ansiedad. Cuando eso ocurre si a esa persona le haces parar, le haces pensar cómo ha sucedido eso y vas tirando del hilo y se descubre que realmente hace tiempo que están muy apurados con el trabajo, con la casa, con problemas personales. Se logra que la persona se dé cuenta de que hacía meses que necesitaba haberse parado y tener un respiro, desconectar, llorar, reír. Tenemos que prestar atención a las señales que nos manda nuestro cuerpo”. Una problemática que en ocasiones es poco comprendida como puede suceder con las personas que sufren depresión: “Como psicóloga trato de explicar que cuando por ejemplo tienes una pierna rota nadie te dice “ve a caminar un rato y verás como se te pasa el dolor”; no, asumen que hay algo roto y que debe ser curado. En cambio frente a una depresión muchas veces el comentario es “venga sal, lo que tienes que hacer es animarte”. Y ojalá pudiera una persona con depresión tener esa visión, pero en ese momento se encuentra tan débil y tan vulnerable que lo que necesita es otro tipo de apoyo: escucha, acompañamiento,  recurso profesional”.

Otra de las situaciones que plantea dificultades es el duelo, además de una gran amplitud de emociones algunas de ellas inesperadas. “El duelo lo tenemos muy asociado a “estoy triste”, pero hay mucha gente que llama y nos dice: “yo lo que estoy es rabiada, estoy enfadada”. Y a veces ese sentimiento encaja mal, pero frente al duelo todo el abanico de emociones es posible y podemos ayudar a esa persona escuchándola desde su perspectiva. Acompañar en el duelo es una tarea muy bonita y algo que se debería aprender desde pequeños para facilitar esas expresiones de sentimientos”.

Ayuda a jóvenes

La última iniciativa que el Teléfono de la Esperanza ha presentado es la página web www.esmivida.org y la campaña ‘Te regalo una coma para que sigas escribiendo tu historia’, especialmente pensadas para llegar a los jóvenes y la prevención del suicido en ese colectivo. Esta es la segunda parte de un proyecto que se llevó a cabo en las aulas de colegios de Oviedo y Gijón. “Descubrimos que tenían mucho interés por conocerse, por aprender a cómo ser más fuertes desde el punto de vista emocional, por aprender cómo relacionarse mejor. Surgió así la necesidad de ofrecer un recurso accesible para ellos inmediato y que no fuera un número de teléfono que en su caso podía plantearles dudas al no saber a quién le iban a contar lo que necesitasen hablar”, comenta Rosa. De este modo en la web pueden acceder a un apartado en el que se les habla de emociones como la rabia, el miedo y la frustración; y al mismo tiempo se pone a su alcance una serie de recursos que les ayude a saber a quién pueden contárselo desde sus padres hasta el orientador del colegio. También hay un apartado que bajo el título “Tengo un problema” trata dificultades específicas como el acoso escolar o los conflictos familiares. “Todas estas situaciones afectan a los niños e inciden sobre el riesgo de suicidio. De este modo, sin tratarlo directamente, estamos hablando de una base que hacen que crezcan fuertes, resilientes y hace que sean capaces de identificar y gestionar esas emociones. También animaría a padres a entrar en la web como un recurso en el que pueden ver identificados a sus hijos y ver qué ayuda le pueden prestar para estar a su lado”. Y como Rosa, vuelve a destacar, la clave en todas las ocasiones, y también con los jóvenes, es no minimizar el problema que pueda tener una persona, sino “ponerse en el lugar del otro. Fijar el punto de referencia en ella”.

El Teléfono de la Esperanza atiende todos los días del año, las 24 horas del día de manera gratuita en el número 985 225540.

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