Celebración de la Misa Crismal en la Catedral de Oviedo

Publicado el 27/03/2018
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Celebración de la Misa Crismal en la Catedral de Oviedo

Este martes tuvo lugar la Misa Crismal en la Catedral de Oviedo, presidida por el Arzobispo, Mons. Jesús Sanz y concelebrada por los presbíteros de la diócesis. Se trata de una celebración anual en la que se consagra el santo Crisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y los enfermos. Además, los concelebrantes renuevan sus promesas sacerdotales, como recordó Mons. Sanz en su homilía: “Es en esta Misa Crismal donde los sacerdotes haremos renovación de nuestras promesas. Fuimos ungidos con el santo crisma y este óleo no tiene fecha de caducidad ni se corrompe, aunque pueden haberse hecho impermeables nuestras manos y nuestro corazón a la gracia que recibimos en el día de nuestra ordenación”.

Además, quiso dar gracias por su presencia: «Doy gracias al Señor por cada uno de vosotros» –dijo–. «No siempre es fácil hacer juntos un camino, no siempre los intereses y las actitudes se acompasan con la disponibilidad de aquel día en que fuimos misacantanos, y se introducen otras causas y poses que nos secuestran y acorralan en torno a la comodidad que nos hace intocables, a la falsa seguridad del dinero, y a la llantina de sentirnos preteridos sin que nadie nos haya excluido ni apartado. Pero en todo esto hemos de ayudarnos para hacer juntos este camino de verdadero servicio, que es lo que significa la palabra ministerio unido a nuestra vocación de sacerdotes». Además, afirmó ante los sacerdotes concelebrantes que «tal y como nos ha recordado el Evangelio: el Señor nos ha ungido para ser enviados con una buena noticia a todos los que sufren, para vendar los corazones desgarrados y llevar la libertad a los prisioneros de todo tipo de cautividad. Somos sacerdotes del Señor y ministros de su perdón, su gracia y misericordia. Esto nos permite reestrenar la lozanía ilusionada de aquello a lo que fuimos llamados, para lo que fuimos consagrados, y para lo que se nos envió».

Con un recuerdo especial a los que ya no están, quiso, además, agradecer a los sacerdotes su “trabajo en un día a día con soles y lluvias, con fríos y sopores, con reconocimiento o incomprensiones, tantas situaciones climáticas en la temperatura interior con las que lleváis adelante vuestro ministerio a diario».

Homilía completa

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