«María, Madre y Maestra comprensiva». Séptimo día de la Novena a la Santina 2023

Publicado el 05/09/2023
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«María, Madre y Maestra comprensiva». Séptimo día de la Novena a la Santina 2023

«María, maestra de la Verdad»  era el título elegido para el séptimo día de la Novena a Nuestra Señora de Covadonga que, como es tradicional, se está celebrando estos días en el Santuario. En esta ocasión, como siempre presidió la eucaristía el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes y la homilía corrió a cargo del misionero claretiano D. Simón Cortina Hevia, Director del Colegio Corazón de María de Gijón. Acudieron a la celebración numerosas parroquias de Oviedo y de Gijón, pero también de localidades como Latores, Olloniego, Tudela Veguín, Manzaneda, Naves, Bendones, Amandi, de la zona de Villaviciosa, Grases, La Vecilla, Ponticiella, Villallón, Trelles, Villacondide, Mohías, Cartavio, Boal, Alto Aller, Moreda, Nembra, Caborana, Murias, Santibañez, Cangas de Onís, Lugo y de asociaciones como la de Mujeres Alba de Illas; la Renovación Carismática Católica española, o instituciones como el Seminario Metropolitano de Oviedo, el diocesano Redemptoris Mater; el Santuario de Nuestra Señora de Contrueces o la Residencia Hogar Beceña de Cangas de Onís.

En su intervención, el sacerdote D. Simón Cortina quiso mirar hacia atrás y recordar parte de la historia de la imagen de la Virgen de Covadonga, ante la cual «muchas personas antes que nosotros a lo largo de los siglos se han arrodillado en la Santa Cueva». «Ella es testigo de las alegrías y preocupaciones, ilusiones y sufrimientos de muchos cristianos de Asturias y de fuera –afirmó–. Como creyentes, como hijos y peregrinos, hemos subido a la casa de nuestra Madre. Con nuestros temores y esperanzas, con nuestros deseos de hacer el bien y con nuestros pecados. Junto a la Santina buscamos superación de las discordias, serenidad en las tribulaciones, alivio en la dureza y en las pruebas de la vida. Ella Nos invita a entrar en su casa y disfrutar de su compañía y de su amparo. Nos acoge y nos comparte su intimidad y nos ofrece su amor maternal, con la gratuidad de una manera que está solícitamente atenta a las necesidades de sus hijos». Y haciendo alusión a la historia de su congregación, recordó que «como asturiano y como sacerdote nacido en esta tierra es un honor poder estar aquí esta tarde. Como misionero claretiano, Hijo del Corazón de María, subir a Covadonga es visitar también un lugar claretiano. Aquí hace 165 años, en el verano de 1858 acompañando a la reina Isabel II estuvo San Antonio María Claret. En la Santa Cueva administró la confirmación al Príncipe de Asturias quien, con el tiempo, sería Alfonso XII». Pero aludió también a un tercer motivo que le unía de manera especial al Santuario, vinculado a la congregación de los misioneros claretianos: «Durante la guerra civil española –explicó–, la Santina desapareció de la Cueva. Apareció dos años más tarde, en los sótanos de la embajada española de París. Era el año 1939. De ahí, de los sótanos, fue recuperada por el superior de la misión de lengua española de la ciudad, el padre claretiano Joaquín Aller. Esa centenaria misión, aún hoy en día aún continúa bajo la atención pastoral de los misioneros claretianos. En aquel entonces emigrantes españoles hicieron una colecta para hacerle un manto y comprarle una corona a la Santina. Querían de corazón que retornara a España con la dignidad que se merecía. El Padre Aller organizó el regreso de la Santina hasta su casa, y desde Pajares hasta el Real sitio lo hizo casi en una interminable procesión, en la que su recorrido incluyó las principales ciudades de Asturias. Desde Asturias, agradecidos como somos, se hizo llegar a la embajada de España en París una réplica de la Santina ante la cual hoy aún se puede rezar en París». Continuando con el recuerdo a este sacerdote, explicó que el Padre Aller había recibido el reconocimiento del Ayuntamiento de Oviedo, que estuvo destinado en el Colegio Corazón de María de Gijón y con los años también en la parroquia del Corazón de María situada en la Plaza de América de Oviedo.

En su homilía, recordó el importante papel de la Virgen en la evangelización: «María nos enseña que sin corazón, sin ternura, sin amor, no hay evangelización creíble.María es para nosotros la memoria permanente de cómo hemos de evangelizar, con ternura y con misericordia», porque «es Madre y Maestra comprensiva, que sabe de nuestras dificultades en el camino del seguimiento de su hijo».

 

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