25 años del genocidio de Ruanda

Publicado el 25/04/2019
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25 años del genocidio de Ruanda

El sábado 27 de abril, a las 18 h se celebrará una eucaristía en el centro de las religiosas de María Inmaculada, en Oviedo

Aunque las dos etnias que habitaban en Ruanda, hutus y tutsis, llevaban enfrentadas desde hacía años, fue el asesinato del Presidente del país, Juvénal Habyarimana, al ser derribado por un misil el avión en el que viajaba, en el año 1994, el desencadenante de uno de los peores genocidios que se conocen en la historia.

En apenas 100 días, se asesinó a más de 800.000 personas, la mayoría de etnia tutsi a manos de hutus, de una manera “planificada, sistemática y metódica”, tal y como entonces denunció la ONU. Desde el año 1995 los cristianos en Ruanda celebran eucaristías en memoria de las víctimas del genocidio contra los tutsis, y no sólo en el país, sino también todas aquellas personas que pudieron huir, recuerdan con celebraciones religiosas este terrible momento.

Así será también en Asturias este año, gracias a la iniciativa de Olive Uwurukundo, este sábado, 27 de abril, a las seis de la tarde, en la iglesia de las religiosas de María Inmaculada (calle San Vicente, 2, Oviedo), coincidiendo además con el 25 aniversario de la matanza. “En Ruanda se celebran misas, charlas y otras actividades en memoria de las víctimas del genocidio desde el año 1995, durante cien días, contando desde el 7 de abril”, explica ella misma. “Yo solía ir a celebrarlas junto a otros ruandeses en Madrid, pero este año no me fue posible, así que se me ocurrió ofrecer una misa en mi parroquia por mis familiares y amigos, pero al mismo tiempo esto me parecía insuficiente”, reconoce. Esta joven ruandesa llegó a España en el año 2007, y antes de llegar a Oviedo, donde actualmente reside y trabaja, vivió durante varios años en Castilla la Mancha. “Desde que estoy en Oviedo no me encontraba a gusto hasta que llegué al centro de las religiosas de María Inmaculada –recuerda–. En este lugar encontré a otras personas que sienten el centro como su hogar, al igual que me pasa a mí. Allí me he unido al grupo de jóvenes de María Inmaculada, donde recibimos catequesis y participamos en muchas actividades; además las hermanas nos dan libertad para usar el centro y la iglesia, así que le planteé a la hermana Alicia la posibilidad de celebrar una misa por las víctimas del genocidio en mi país. Ella acogió la idea encantada y me animó a seguir adelante”, explica.

El centro de María Inmaculada es actualmente la sede del Secretariado diocesano de Inmigrantes, donde se acoge y se procura ayuda a las personas llegadas de otros países y que acuden, movidas por el boca a boca de otros compañeros en su misma situación. La ayuda se centra en la búsqueda de trabajo, y las religiosas y los voluntarios imparten cursos de todo tipo, desde español hasta conocimientos informáticos o rudimentos de limpieza o cocina, ya que una gran parte de las personas que acuden son mujeres que suelen encontrar trabajo como empleadas del hogar.

La iniciativa de Olive responde al deseo que, según ella, tienen en su país de origen, “donde no quieren olvidarse del genocidio, pues forma parte de la historia de Ruanda, de mi país.  Lo  que  allí  se  promueve –dice– es la reconciliación, que los asesinos pidan perdón y los supervivientes perdonen para así convivir en paz. Lo dice el lema de la conmemoración Kwibuka Twiyubaka, “recordar, unidad, renovarse”.

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