1200 años de la Catedral de Oviedo

Publicado el 08/10/2021
Share on FacebookTweet about this on TwitterEmail this to someonePin on PinterestPrint this page
1200 años de la Catedral de Oviedo

El 13 de octubre se celebra el aniversario de la consagración del primer altar

 

Tal y como recogen los documentos que se conservan en el archivo de la Catedral, nuestra diócesis fue fundada en el año 811, y diez años más tarde, la Catedral (el templo primitivo) llegó a su culminación, en el año 821. La tradición recoge desde entonces que la fecha en la que tuvo lugar la dedicación del templo fue el 13 de octubre. Este año se cumplen 1200 años de aquel momento, y con motivo de este aniversario milenario desde la Catedral se están organizando diversas actividades para realzar la antigüedad y el valor del templo. 

En concreto, este próximo miércoles, 13 de octubre, se celebrará la eucaristía a las 12 h por el rito hispano, el rito que imperaba en el tiempo de la dedicación de la Catedral.

Pero ¿en qué consiste este rito? El canónigo y Delegado episcopal de Liturgia, José Luis González Vázquez, afirma que “fundamentalmente se trata de la celebración de la eucaristía. En la Iglesia conviven hoy diversos ritos que fueron surgiendo a lo largo de la historia, pero en lo importante, todos coinciden en lo mismo, porque es hacer memoria de los gestos que el Señor nos dejó, lo que Él hizo en la Última Cena, que son muy sencillos: tomar, bendecir, partir y dar. Y esto está presente en todos los ritos de la Iglesia católica”.

Los primeros cristianos, al ser expulsados de la sinagoga, en el año 90 d.C., tal y como explica González Vázquez, se llevaron consigo aquellas celebraciones en las que participaban, que tenían lugar en la sinagoga el viernes por la tarde, con las que se iniciaba la fiesta del sábado, y que eran principalmente la escucha de la Palabra, el canto de los Salmos y la explicación del rabino. “Es primera parte la juntaron a lo que ellos celebraban (es decir, la eucaristía) y salió la liturgia tal y como hoy la conocemos. La primera parte, liturgia de la Palabra (que procede de la sinagoga) y la segunda parte, la Liturgia eucarística, que son los gestos que realizó el Señor en el marco de la celebración de la Pascua”, explica.

“Esto es común a todos los ritos”, afirma, pero con el paso de los años, la fe se fue extendiendo por las diferentes naciones y por tanto inculturándose en ellas, dando lugar a los diferentes ritos. “Algunos de ellos siguen existiendo –señala el Delegado episcopal de Liturgia–, como el rito Ambrosiano, propio de la Iglesia de Milán, el rito Romano, propio de la Iglesia de Roma, o el hispano mozárabe, propio de la Península Ibérica. Otros, en cambio, fueron desapareciendo, como el rito Celta, o el africano”. Todos ellos aportan en sí curiosidades de la cultura en la que nacen. “En concreto el rito hispano tiene el canto de la paz no antes de la comunión, como en el romano, sino antes de la presentación de los dones. La profesión de fe varía también: en el rito romano sólo se hace en las solemnidades. En el rito hispano, la recitación del credo tiene lugar en cualquier celebración. No hay Kirie, pero sí hay Gloria, etc. Son detalles que no cambian la sustancialidad del rito, que es común a todos: la Liturgia de la Palabra y la Liturgia eucarística, que es lo que el Señor nos dejó en memoria de la institución divina y que la Iglesia no puede cambiar”.

En el año 1080 tuvo lugar el Concilio de Burgos, convocado por Alfonso VI. Comenzaba ya el Camino de Santiago y llegaban a España monjes procedentes de Francia, predominantemente benedictinos, que traían el rito romano. “Por el deseo de unificar, se suprime el rito hispano y se da paso a lo que hoy tenemos”, afirma José Luis González. El rito hispano quedó entonces reducido a unas parroquias muy concretas de Toledo: Santa Rufina, Justo y Pastor y la Catedral. 

No fue hasta el Concilio Vaticano II cuando se propuso rescatar estas tradiciones para que no cayeran en el olvido, y se decidió que el rito hispano podría celebrarse en momentos puntuales. “Concretamente, en la Catedral de Oviedo, se celebró la eucaristía en este rito cuando se reinauguró la Cámara Santa, después de la voladura, cuando hubo una eucaristía en honor de San Eulogio, uno de los santos que se veneran en la Cámara Santa, junto con Santa Lucrecia. Después se celebró otra en los 1200 años de Santa Eulalia, y ahora”, afirma González Vázquez.

De aquella primitiva celebración, el 13 de octubre del año 821, en realidad, no se sabe mucho. Se conservan todos los libros litúrgicos del rito hispano, pero se destruyeron las páginas referentes al rito de ordenación y el de la dedicación de una iglesia. “Fueron arrancadas las páginas de misales, antifonarios y cantorales. Está todo, menos eso”, reconoce el canónigo de la Catedral José Luis Vázquez. Con lo cual, a pesar de que hay estudios al respecto, no se puede saber a ciencia cierta cómo se desarrollaba la celebración de la dedicación de un templo en el rito hispano. 

“Se hizo desaparecer todo lo relevante a estos dos momentos porque son los que más identidad dan a la Iglesia: la ordenación de sacerdotes, diáconos y obispos, y la dedicación de las iglesias, que son el elemento vertebrador –explica–. El objetivo era que el rito romano fuera empapando toda la vida de la Iglesia, por lo que esas dos partes, fundamentales, fueron hechas desaparecer”.

Tampoco se sabe mucho respecto a la música que acompañaba este tipo de celebraciones. “Se conservan los antifonarios, y hay notaciones para que el director del coro supiese cuándo el coro tenía que subir o bajar. Pero cuando se introduce en el canto litúrgico la notación aquitana, que viene de Francia, el rito Hispano ya se había suprimido y no se traspasan esas indicaciones a la nueva notación, por lo que se va trasmitiendo oralmente. Cisneros, el Arzobispo de Toledo, quiso restaurar el rito, y pasó a cantorales y antifonarios lo que se venía tradicionalmente cantando en la Catedral de Toledo, pero a ciencia cierta no sabemos si fue así, porque la tradición oral puede contener errores”, señala el canónigo. Lo cierto es que los antifonarios no pudieron ser descifrados, por lo que permanecen como un reto para paleógrafos y musicólogos.

Para mejorar el servicio, utilizamos cookies propias y de terceros. Si sigues navegando, entendemos que aceptas su uso según nuestra política de cookies.

Más información sobre cookies