Después de la crisis sanitaria, según Cáritas

Publicado el 22/05/2020
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Después de la crisis sanitaria, según Cáritas

Durante estos días los medios de comunicación hacen especial hincapié en las largas colas que se producen frente a los comedores sociales de las ciudades. La alarma ante una situación nunca antes conocida por nuestro mundo como es una crisis sanitaria, la repentina pérdida temporal –o prolongada– de trabajos aparentemente estables y la incertidumbre ante el futuro, producen un estado de miedo e inseguridad de la que poca gente se salva. Sin embargo, tal y como afirma Cáritas, el origen sanitario de la crisis “no debe cegarnos ante unas consecuencias sociales que sufrirán, con mayor rigor, las familias en situación de exclusión y las que han estado al borde de la misma estos últimos años, muchas de las cuales no se habían recuperado de la crisis anterior”.

Por eso mismo, la institución señala que, a pesar de que las largas colas ante los comedores sociales u otras organizaciones que aportan ayuda en especie, son alarmantes, la exclusión y la pobreza no se reducen únicamente al alimento. Este es sólo “la punta del iceberg”, señalan.

Y es que el Informe FOESSA del año 2019 sobre exclusión y desarrollo social en Asturias, presentado por Cáritas, señalaba por ejemplo que uno de cada cuatro asturianos está afectado por indicadores relacionados con la vivienda. “18.000 familias están en una vivienda insegura y 36.000 en una vivienda inadecuada. Por tanto, las familias que acuden a Cáritas, cada vez solicitan más el apoyo en gastos relacionados con la vivienda”, destacan. Además, los hogares excluidos en pobreza, en Asturias, han pasado en cinco años de ser el 24,6% al 36,2%.

Por ello, desde Cáritas Asturias se señala que, muy probablemente, el mayor impacto de la crisis sanitaria recaerá sobre una serie de grupos ya de por sí vulnerables, por una serie de factores.

En primer lugar, los parados de larga duración, y aquellas personas que se dedicaban al empleo doméstico y de cuidados. “Al principio de la crisis –afirman desde Cáritas– todo el sector que trabaja en economía sumergida, que no necesitaba de ayuda porque iban sobreviviendo con sus ingresos, se vio de un día para otro sin esos ingresos, y además sin prestación, porque no cotizaba”. Personas que, además de la ayuda económica que precisan por la demora o la insuficiencia de las ayudas públicas, requieren ayuda para poder conciliar y buscar activamente empleo.

En este sentido, la crisis afecta más gravemente a los hogares de familias monoparentales (principalmente encabezados por mujeres), “no solo porque los ingresos dependen de un único familiar –explican en Cáritas– sino porque estos empleos precarios a los que tienen acceso –generalmente hostelería, limpieza y cuidados– son difícilmente compatibles con el cuidado de menores a su cargo”. Unos problemas que suelen verse incrementados por el hecho de que estas mujeres solas con hijos no cuentan con otras redes sociales de apoyo.

Las personas migrantes son otro grupo que estará con seguridad especialmente afectado por esta crisis, y no solo por la falta de trabajo, sino porque, además, deben realizar determinadas gestiones administrativas o pueden encontrarse en situación irregular, que les impedirá llevar a cabo una vida normalizada en sociedad.

Cáritas Asturias reconoce que el Gobierno central, el Principado y los ayuntamientos están articulando ayudas para las personas en exclusión social, algo “vital para las familias asturianas que se verán afectadas por esta crisis y que caerán todavía más profundamente en la espiral de la exclusión”, afirma.  Y destacan la puesta en marcha del ingreso mínimo vital, que se complemente con las prestaciones autonómicas, especialmente para las familias con menores, mayores, o personas dependientes a su cargo.

Por su parte, Cáritas no ha dejado de trabajar durante todo este tiempo, teniendo que reorganizarse para poder cumplir con las medidas decretadas por el estado de alarma. “La institución estableció unos servicios mínimos, concretamente en cinco proyectos y centros del programa de Personas sin Hogar y por otro lado en la atención a las familias desde los equipos de las Cáritas parroquiales”.

En cuanto a las familias atendidas por las Cáritas parroquiales, la institución tomó la decisión de cubrir las necesidades que ya estaban detectadas adelantando las ayudas para los meses de marzo y abril. Así, recibieron ayudas económicas a través de un servicio bancario (llamado reintegro DIMO), que hace posible enviar efectivo a la persona que se desee para que, sin necesidad de tarjeta, lo retire de un cajero de forma fácil y segura, con todas las garantías, y atajar así pagos como el alquiler, u otros imprevistos. “No se trata sólo de del apoyo –recuerdan desde la institución en Asturias– sino de cómo hacerlo, ya que preservar la dignidad de la persona es clave en todo el proceso”. Por eso, el acompañamiento personalizado por teléfono, o a través de videoconferencias y whatsapp con las familias ha sido también una forma de presencia habitual durante estos días pasados.

 

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