Una imagen del barroco italiano de la Virgen con el Niño, Ella con un rostro especialmente dulce, Él pareciendo que se escapa de las manos de su Madre. Es la imagen de la Virgen de Shoenstatt, movimiento apostólico que, si bien no es especialmente famoso, sí lo es su icono más representativo, esta Madre y este Hijo que todo el mundo reconoce cuando lo ve.
En nuestra diócesis las personas vinculadas a Shoenstatt constituyen un pequeño grupo, pero también es cierto que en Asturias está una de las pocas ermitas de la Virgen de Shoenstatt que hay en España, situada en los jardines parroquiales de San Juan XXIII de Viesques (Gijón).
En España hay tres capillas de Shoenstatt: dos en Madrid (Serrano y Pozuelo de Alarcón) y otra en Valldoreix (Barcelona), que precisamente acaba de celebrar su quincuagésimo aniversario. Junto a ellas, pequeñas ermitas como la de Gijón. Su historia es particular: unos jóvenes misioneros de Shoenstatt acudieron, primero a San Pedro, y después a San Juan XXIII, cuando aún se estaba construyendo este último templo parroquial. Su entonces párroco, Juan José Hernández, descubrió el movimiento y llegó a soñar la presencia de la Virgen en los jardines parroquiales, donde más tarde se levantó la ermita. A partir de aquellos momentos, su relación con Shoenstatt se afianzó y hoy está vinculado al grupo de matrimonios “Arca de la Alianza”, que se reúne periodicamente para formarse y orar juntos. Con ellos tiene previsto encontrarse este domingo el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, para compartir esta oración.
Un valle alemán
Shoenstatt nació en torno a 1914 en Alemania, en el valle llamado “Vallendar”, por iniciativa del padre José Kentenich. “Él creó una especie de club de estudiantes del Seminario Palotino que estaba instalado en este lugar”, explica el propio José Juan Hernández, hoy párroco del Sagrado Corazón de Villalegre (Avilés). “Esa especie de club –describe– se abrió al mundo con el profundo amor a la Iglesia como norte, y también un profundo amor a la Virgen Santísima, que llamamos Mater, tres veces admirable de Shoenstatt”.
“Con esas dos claves de amor a la Iglesia y a la Virgen tratamos de vivir la Providencia de Dios y tratamos de crear comunidad, procurando la unidad entre todos, con nuestros grupos de formación, de oración, encontrándonos y haciendo que la Iglesia se vaya enriqueciendo”, señala el sacerdote.
En el grupo de familias del “Arca de la Alianza” procuran estudiar textos del Movimiento, escritos por el padre Kentenich, trabajarlos a fondo así como aquellos que tengan que ver con la familia, para terminar rezando todos juntos.
“También solemos acudir a encuentros que tienen lugar o en Serrano o en Pozuelo –principalmente Pozuelo, que tiene una mayor capacidad para la acogida de personas–, y vamos habitualmente al encuentro nacional en torno a octubre, que es la fecha fundacional del movimiento , el 18 de octubre de 1914”.
Al mismo tiempo, está la iniciativa de la “Virgen Peregrina” de Shoenstatt, en forma de pequeña capilla que circula entre familias que la acogen por un tiempo concreto, junto con un pequeño libro de oraciones.
