Tras el parón del año pasado a causa del coronavirus, la Semana Diocesana de Formación (SDF) ha vuelto a ocupar los primeros días de septiembre, siendo fiel a su cita tradicional de cada año, al comenzar el curso.
Este año, la SDF ha causado entre sus organizadores una “sorpresa muy grata”, al hacer recuento de las inscripciones, y observar cómo las cifras de los asistentes, alrededor de 280, era superior a la de la última edición, en el 2018, antes de la pandemia, en el que participaron 250 personas. “La gente tenía ganas de reencontrarse, de aprender, de acercarse los unos a los otros y tener una normalidad”, opina Orfelina García Álvarez, una de las coordinadoras del equipo de la Delegación episcopal de Enseñanza. Es esta Delegación, a su vez, la que coordina otras muchas Delegaciones diocesanas, que se reúnen cada año para proponer los temas que les parecen interesantes para que formen parte de los cursos de la SDF del año siguiente. “Nosotros somos los que estamos al pie del cañón –afirma Orfelina refiriéndose a su Delegación–, pero después, nos reunimos con las diferentes Delegaciones como Catequesis, Liturgia, Apostolado Seglar, Familia, Cáritas y Acción Social, etc. y con ellos debatimos los temas que a ellos les parecen interesantes para la formación, y a partir de ahí, salen los cursos”.
Cursos muy variados y para todo tipo de gustos e intereses, como los nueve que este año se han ofrecido a los participantes para que puedan escoger, y que, en esta ocasión, se han desarrollado en diferentes sedes, para evitar las aglomeraciones. Así, el Seminario que, hasta ahora era el centro de operaciones de la SDF, ha acogido cinco cursos, y el resto se han repartido entre el Colegio La Asunción de Gijón, el Santo Tomás de Avilés, y el de Nta. Sra. del Rosario, de Ribadesella.
