San Francisco de Sales: santo de ayer y de hoy

Publicado el 24/01/2019
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San Francisco de Sales: santo de ayer y de hoy

Escribe Sor Esther Richard Espiga, orden de la Visitación de María.

Fue un Santo conforme al Corazón de Cristo; del él dijo  San Vicente de Paúl: “¡Cómo será de bueno  Dios, cuando es tan bueno  Francisco de Sales!”.

Fue por  inspiración del Espíritu Santo, por su corazón movido del Amor  de Dios, lo que le llevó a fundar  la  Visitación, ¿por qué?  Porque  su corazón  que  latía  al unísono con el Corazón de Cristo veía que muchas almas querían entregarse a Dios, pero su débil salud, no  se lo  permitía a causa de las austeridades  que se practicaban en las congregaciones ya establecidas  en la Iglesia. Entonces  llevado  por el soplo del Espíritu, llevó a cabo su obra, para que  en ella  se pudiera  acoger a las almas  débiles  de  cuerpo, pero  fuertes  en el espíritu.

¿Qué mensaje nos transmite hoy?

En primer  lugar  que  la  santidad es patrimonio de  todos. Pero  cada uno debe vivirla conforme a su estado, como lo explica tan   maravillosamente en su célebre libro de la Introducción a laVida Devota: “La santidad  debe ser practicada de una forma por el caballero y de otra por el artesano, por el criado y por el príncipe, por  la  viuda  y  por  la  soltera, por la  doncella  y  por  la  casada; hay  que  relacionar  su práctica  con las  fuerzas, las ocupaciones y los deberes de cada estado”.

En segundo  lugar,  en  un  mundo donde reina la agresividad, él nos da un ejemplo importante de mansedumbre y de dulzura, de ellas están impregnados todos sus escritos. Un caballero dijo: “Hay que hacerle algún agravio a Francisco de Sales para recibir de él algún beneficio”. Con ello   nos pone  de  ejemplo  el  Evangelio  vivido en  su  radicalidad: vencer  el  mal con el bien.

Pero su natural no era suave, con esfuerzo logró vencer la cólera. Estaba tan sobre sí mismo que se trocó  en  otro  hombre y  fue  llamado el santo de la dulzura. Gracias a este combate continuo, pudo llevar  a cabo la  empresa  que su obispo le pidió: ir a misionar al Chablet, donde convirtió a los herejes con su dulzura, mansedumbre, y constancia a pesar de las dificultades.

Que nuestro Santo Padre San Francisco de Sales nos ayude en este  mundo  en el  que  domina  la  agresividad, los propios intereses…  a seguir su ejemplo, para como él llegar  a la santidad.

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