Mons. Omella: «Que esta Perdonanza sea el arranque para vivir con más entrega el servicio a los demás»

Publicado el 20/09/2021
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Mons. Omella: «Que esta Perdonanza sea el arranque para vivir con más entrega el servicio a los demás»

En este 20 de septiembre, lunes, día previo a la fiesta de San Mateo, final de la Perdonanza, ha presidido la eucaristía jubilar el cardenal Arzobispo de Barcelona, Mons. Juan José Omella, Presidente de la Conferencia Episcopal Española.

Ante la presencia del Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, el Vicario General de la diócesis y el Cabildo catedralicio, junto con más sacerdotes diocesanos, en una Catedral que, un día más en este octavario, se ha llenado hasta completar su aforo, Mons. Omella ha agradecido la invitación que se le hizo a participar en este Jubileo anual, especial por ser este el año en el que se cumplen 1200 anos de la dedicación de la Catedral. «Es un momento de Gracia –dijo– el que estáis celebrando y este acontecimiento contribuirá, estoy seguro, a que podáis vivir la Catedral como centro y manifestación de la Iglesia local y Dios derramará gracias sobre todos vosotros para que viváis más en comunión con Cristo y entre todos vosotros».

Además, recordó en su homilía que «En la época de San Pablo la cruz, como para tantos hombres y mujeres, era un escándalo que provocaba rechazo y hasta repugnancia. Pero para nosotros los cristianos ha sido siempre y es el signo del amor de Cristo llevado hasta las últimas consecuencias. Jesús dio su vida con gran sufrimiento para darnos la vida que viene de Dios, la vida eterna. San Pablo lo expresa bellamente cuando dice “vivo en la fe del hijo de Dios que me amó y se entregó por mí”. ¿Hemos interiorzado esas palabras de San Pablo? ¿Crees tú, creo yo, que Cristo ha muerto por mí?».

«Es necesario –afirmó– que sepamos mirar con amor y ternura la cruz, no podemos esconder la cruz, hacerlo desaparecer de nuestra vista porque es el signo del amor, de la vida, de la liberación». Por ello, «necesitamos poner la cruz de Cristo en el centro de nuestras vidas, en nuestras mesas de trabajo, en nuestras habitaciones, incluso llevarla con nosotros en el bolsillo o en una medalla. Su presencia nos recuerda que Dios nos ama y que ha dado la vida por nosotros».

El Cardenal Arzobispo de Barcelona interpeló a los fieles preguntando: «Si Cristo me ha amado tanto, si Cristo ha dado la vida por mí, yo ¿qué hago por Él?», y señaló que no se puede olvidar que «la Cruz aceptada y vivida con amor es la puerta para la vida, para la felicidad. ¿Qué podemos decirle al crucificado, que tanto nos ha amado?», y finalizó animando a que «intentemos, todos nosotros, aliviar las llagas al crucificado, que sufre en los hermanos que más sufren. Intentar aliviar su dolor, intentar acompañarles». «Que esta Perdonanza –dijo– que estáis celebrando, sea el arranque para vivir con más entrega el servicio a los demás, el servicio a los más pobres, a los más necesitados, a los más solos, a los más enfermos, a los que tienen hambre y sed de justicia, a los que tienen necesidad. Que sea un arranque de entrega, pero que brote siempre de ese encuentro con el crucificado, con el Cristo clavado en la cruz que nos da vida y esperanza. Desde Él, que podamos servir a los demás. Jesús danos tu amor y tu fuerza, para proseguir tu causa, y darte a conocer a todos cuantos podamos, a todos cuantos estén a nuestro alrededor”.

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