«El mártir no es un loco irresponsable, sino un testigo». Mons. Jesús Sanz en la festividad de Santa Eulalia

Publicado el 12/12/2022
Share on FacebookTweet about this on TwitterEmail this to someonePin on PinterestPrint this page
«El mártir no es un loco irresponsable, sino un testigo». Mons. Jesús Sanz en la festividad de Santa Eulalia

Este sábado se celebraba, en la Catedral de Oviedo, la festividad de Santa Eulalia, patrona de la Archidiócesis de Oviedo, con la eucaristía a las 12 del mediodía, presidida por el Arzobispo, Mons. Jesús Sanz Montes. Como es tradición, al comenzar, mujeres pertenecientes a las cofradías de Oviedo trasladaron la urna con los restos de la santa emeritense hasta el Altar Mayor, donde permaneció durante toda la celebración.

En su homilía, Mons. Sanz reflexionó acerca del martirio: «Los mártires cristianos –afirmó–, los del siglo tercero, los del dieciocho o los del veintiuno, no son kamikazes terroristas. La altura moral, la sabiduría con la que han vivido su vida y su muerte, la paz y bondad con la que acertaron a caminar sus senderos y abrazar el momento final de su adiós terreno ante el paredón de turno que les negaba su vida y su dignidad, nos dice que no estaban locos».

«¿Qué es lo que, entonces, celebramos al recordar un martirio que tuvo lugar hace tantos siglos? –dijo–. La palabra “mártir” es un vocablo de raíz griega que significa “testigo”. El mártir no es un loco irresponsable, ni un masoquista inconsciente, sino un testigo, un testigo de otro. Ellos han querido vivir acogiendo la Palabra de ese Otro, la Palabra de Dios, que acertarán a cantarla en sus labios hasta el final. También han querido acoger la Presencia de ese Dios, de la que nutrirán su esperanza y amor también hasta el final. Testigos de una Palabra y de una Presencia, las de ese Dios que no enmudece ni huye ante nuestro devenir, porque Dios no sólo nos indicó el camino, sino que se hizo caminante junto a cada cual».

«Aunque nos persigan»

«Acaso podríamos pensar que se trata de una gesta admirable –señaló el Arzobispo de Oviedo en su homilía–, incluso desde un punto de vista creyente, de algo que sucedió hace ya mucho tiempo, y que no tiene que ver nada con nuestros días. Sin duda alguna que hoy las persecuciones que sufre el pueblo cristiano, tienen otros modos a los que conocemos de la época de santa Eulalia. Pero el reto y la batalla han ido perviviendo a través de los siglos.

Por eso, aunque nos persigan, apoyamos la familia fundada sobre el matrimonio entre hombre y mujer, por amor y para siempre, como unidad básica de la sociedad. Aunque nos persigan, defendemos la vida, toda la vida, la del no nacido aún, la del nacido en todas sus etapas y las del enfermo o anciano terminal. Aunque nos persigan, creemos en la libertad, en la libertad religiosa y en todas las demás, particularmente en la que asiste a los padres a elegir una educación para sus hijos que ofrezca todos los componentes de una formación integral sin que queden censurados o mutilados aspectos que nos constituyen como personas. Aunque nos persigan, lucharemos por la Paz, se llame como se llame la guerra que la pone en entredicho. Aunque nos persigan, seguiremos defendiendo la verdad antropológica de cada hombre y cada mujer, sin jugar a ser pequeños dioses que se toman a chifla o con intención de pervertir la conciencia y trucar el cuerpo y su sexo destruyendo la inocencia de quienes inermes se dejan arrastrar por tamaña engañifa. Aunque nos persigan, seguiremos junto a los pobres de todas las pobrezas, los indigentes de todas las indigencias, que serán nuestro principal tesoro y a los que queremos acompañar para darles dignidad y velar por sus derechos, como hemos aprendido a Jesucristo».

Homilía completa

 

 

Para mejorar el servicio, utilizamos cookies propias y de terceros. Si sigues navegando, entendemos que aceptas su uso según nuestra política de cookies.

Más información sobre cookies