Los niños y jóvenes, frente al amor y la sexualidad

Publicado el 31/10/2019
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Los niños y jóvenes, frente al amor y la sexualidad

Escribe Rocío Luiña Fernández, voluntaria del COF diocesano

Hoy en día, los jóvenes están muy solos, tenemos que ayudarles. Cuando nuestros niños llegan a la adolescencia se abren a un mundo maravilloso, pero que les supera en información. La sociedad les habla a través de revistas, internet, programas de ideología de género, sin embargo, la juventud no cuenta con una formación adecuada que les permita vivir con sentido todo lo que ocurre a su alrededor. Por eso es decisivo comprender el valor de las cosas para poder vivirlas bien. Por todo ello, se requiere de una verdadera educación de los afectos y dar a conocer el sentido de la sexualidad. La sociedad actual rehúye de una postura represiva, pero tampoco es adecuada la postura permisiva que propone, donde todo vale. La clave está en una postura personalista que entiende la sexualidad como el lenguaje del amor.

La vinculación de sexualidad y amor responde al hecho de que la persona es la unidad de una dimensión física, psíquica y espiritual. Gestos, palabras y sentimientos han de ser coherentes para expresar la verdad que queremos comunicar.  Por otra parte, es necesario que los jóvenes aprendan a valorarse a sí mismos y a los demás, que conozcan el valor de la persona. Si les hacemos conscientes de que nuestro origen está en Dios y que hemos sido pensados, queridos y creados por amor comprenderán que tienen un valor infinito y una dignidad. Sabrán hacerse respetar y respetarán a los demás. Esto tiene mucho que ver con la sexualidad y el sentido de los gestos sexuales.

Sin embargo, nuestra libertad no está perfectamente desarrollada desde siempre, sino que en la medida en la que vamos tomando decisiones la perfeccionamos. Por eso es necesario educar la libertad, para ser realmente libres y no ser esclavos de nuestras apetencias momentáneas.

No obstante, no debemos perder de vista que siempre existe la posibilidad de volver a empezar, y es que lo grave en la vida, no es cometer errores, sino no perdonarse por ello. No nos podemos pedir vidas perfectas, pero sí que nos podemos pedir el aprender de la vida, de los aciertos y de los errores: esto sería la misericordia.

Para todos aquellos que acompañan en la educación de niños y jóvenes, se ofrece la oportunidad de formarse en el curso “Aprendamos a Amar” del Instituto Desarrollo y Persona de la Universidad Francisco de Vitoria que tendrá lugar los días 11 y 12 de enero, 1 y 2 de febrero y 7 y 8 de marzo de 2020 en el Seminario Metropolitano de Oviedo.

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