«Los cristianos nunca estamos solos»

Publicado el 26/09/2019
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«Los cristianos nunca estamos solos»

Entrevista a Cristóbal Gadea, sacerdote nicaragüense

Ha ofrecido su testimonio en Gijón en una conferencia promovida por Ayuda a la Iglesia Necesitada

¿Cómo es su parroquia de la Inmacula Concepción?

Está al norte del país, en la diócesis de Jinotega, formada por 58 comunidades con pequeños poblados, en algunos hay alrededor de 40 familias en otros 120. En la sede estamos organizados en apostolados para la misión, la celebración, el acompañamiento a personas en dificultad como los enfermos. Hay un grupo de oración que va a acompañar y en cada uno de los lugares hay también una organización básica con equipos de pastoral: catequistas, ministros de la palabra, de la comunión, de cantos y también hay un comité para el mantenimiento del lugar. Una de las características que hace un poco singular nuestra comunidad parroquial es la misión del anuncio del Evangelio sobre el río Coco, uno de los más importantes de Centroamérica, que hacemos llegando con una pequeña barca de un metro por dieciséis de largo, con un motor fuera borda, que fue donada por Ayuda a la Iglesia Necesitada. La primera comunidad está a unas cinco horas y la última a unas dieciséis de navegación.

¿Cómo es la relación con ellas?

Nos encontramos con comunidades cristianas que viven con mucha alegría cada celebración de la fe. Para ello lo único que tienen  son las capillas, de cubierta de zinc forradas con tabla, que se construyeron en el año 2000 después del huracán Mitch cuando el río se llevó todo. Hasta ahora no hemos podido reconstruir por ejemplo con cemento. Este lugar es todo para la evangelización pues en él celebramos, si hay que hacer un momento de formación o si hay que quedarse ese día en la comunidad hay que acomodar las hamacas y dormir allí. Cuando vamos es toda una fiesta para ellos porque no podemos ir las veces que quisiéramos, solamente tres veces al año, las comunidades no pueden celebrar la Semana Santa o en Navidad acompañados de un sacerdote. Las personas son muy generosas, muy entregadas. En lugar de estar desanimados o fríos porque no viene el sacerdote, ellos están allí cada día que pueden reunirse en la capillita o con oración en las casas y los domingos está todo organizado como si tal si fuera la eucaristía.  Es la alegría de la fe y el Evangelio que viven y anuncian a los demás.

¿Cómo ha colaborado Ayuda a la Iglesia Necesitada con su parroquia?

Los cristianos nunca estamos solos en ninguna parte y saber esto es algo que nos ayuda mucho. Ayuda a la Iglesia Necesitada, con su oración por la Iglesia que sufre y a través de las personas generosas que se unen a ellos, comparte bienes espirituales y materiales de modo concreto y real que llega a cada uno de nosotros. En nuestro caso desde la barca que comentaba antes, materiales para la formación, estamos haciendo una biblioteca básica con los libros más fundamentales de la fe, o ayuda para remodelar la iglesia que es sede de la parroquia. Está también el caso de los seminarios ya que las vocaciones aumentan y no van a caber en el seminario nacional por lo que algunas diócesis tienen su propio centro de formación de sacerdotes y otras se están organizando, y Ayuda a la Iglesia Necesitada está colaborando en estos proyectos.

Nicaragua pasa por graves momentos políticos y sociales, ¿cuál ha sido la labor de la Iglesia?

Estamos anunciando el Evangelio y los valores del Reino de Dios como la verdad, la justicia, la paz, la solidaridad, el amor y en este caso para vivir la fraternidad del perdón y evitando un olvido del gran valor fundamental que es la vida: si se nos olvida eso una persona es cualquier cosa y es muy peligroso. Ha habido tantas muertes y el gobierno ha reprimido fuertemente por lo que muchas personas se han tenido que exiliar, incluso personas afines al gobierno porque se ha hecho esta polarización: en lugar de promover la paz de forma oficial se ha dicho “nosotros somos estos y aquellos son nuestros enemigos”, lo que ha hecho mucho daño. Hay que invitar ahora a perdonarse sin dejar de buscar la verdad. Una de los títulos de las cartas de los obispos ha sido precisamente esta idea: la verdad y el perdón son el fundamento y el camino para la paz.

Ambos son importantes.

El camino de la fe y la experiencia que tenemos los cristianos es que hemos sido amados y perdonados: sabemos delante de Dios que hemos pecado, volvemos y pedimos perdón. Esto hace falta en Nicaragua porque hay personas que están evitando enfrentarse a aquello que han hecho, lo que los lleva a mentir o a querer cubrir el mal con el mal y eso es falso.

Desde la Iglesia de Nicaragua estamos invitando a hacer lo que es propio de nosotros los cristianos:  vencer el mal con el bien y además reconocer cada quien en qué se ha equivocado y que con humildad lo acepte. Esto no ocurre así cuando por ejemplo no se hace una investigación diligente de que es lo que ha pasado en relación con la comisión de los delitos y esa circunstancia a largo plazo hace mucho daño porque hay muchas familias en el dolor y si no hay justicia no puede haber un camino de sanación. El Señor ha puesto esta experiencia en nuestras manos en Nicaragua y lo debemos afrontar con humildad y con un servicio a todos.

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