Un Domund 2019 «extraordinario»

Publicado el 17/10/2019
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Un Domund 2019 «extraordinario»

El domingo 20 de octubre la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Misiones

Como cada año, la Iglesia celebra en todo el mundo, de forma simultánea, un día dedicado a rezar por la Misión de la Iglesia y  ayudar a los misioneros. Ese día es la Jornada Mundial de las Misiones (conocida en España como el Domund), y este año tendrá lu-gar este próximo domingo, 20 de octubre. Además, no se celebra un Domund al uso, puesto que el Papa Francisco ha convocado para este octubre de 2019 un Mes Misionero Extraordinario, con el lema “Bautizados y enviados, la Iglesia en misión por el mundo”. Y entre las peticiones del Santo Padre para este mes extraordinario se encuentra que cada iglesia local (parroquia, congregación, movimiento etc.) en todo el mundo lo celebre con creatividad, siendo precisamente el momento más especial, este Domund 2019 que esta misma semana vamos a celebrar.

En nuestra diócesis ayer miércoles tuvo lugar la presentación oficial de la Campaña, organizada por la Delegación episcopal de Misiones, en su sede de la calle Rosal (Oviedo). En el acto estuvo presente el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, acompañado por el Delegado episcopal de Misiones, Pedro Tardón, y tres misioneros: el claretiano  asturiano Juventino Rodríguez, actualmente residente en Cuba;  Francisco Javier García, chileno, de la Fraternidad Misionera Verbum Dei y el asturiano Domnino Martínez, casado, perteneciente al Camino Neocatecumenal y misionero, con su mujer, en Túnez.

De los 11.000 misioneros españoles repartidos por el mundo, 158 son asturianos, y se encuentran anunciando el Evangelio y ayudando a los más desfavorecidos en 42 países.

En la presentación ante los medios del pasado miércoles, Mons. Jesús Sanz recordó el lema del Domund de este año “Bautizados y enviados”, para recordar que además de la gran labor de religiosos y sacerdotes en los territorios de misión, cada uno en su lugar de origen, como bautizado, es también misionero y está llamado a llevar el Evangelio allí donde se encuentra su tarea y responsabilidad.  Entre otras cosas, recordó de manera especial a la misión diocesana en Benín, donde hay sacerdotes asturianos, pero además adelantó que se está contemplando la posibilidad de abrir una nueva misión en un país de lengua española, “quizá en Cuba mismo, donde mis hermanos obispos me recuerdan que en cuanto tengamos una oportunidad, enviemos gente, porque está todo por hacer allí”.

“La idea –recalcó– sería que pudiéramos abrir nuevos puntos de misión, sin cerrar los que ya tenemos. Cuando los sacerdotes me dicen que aquí somos pocos y mayores, yo siempre digo que, en la medida en que tú te abres y te entregas, eres bendecido. La apertura, aunque suponga un sacrificio, redunda en el bien que puedas hacer”.

El padre Juventino Rodríguez, misionero claretiano en Cuba, explicó a los asistentes cómo era el lugar en el que se encontraba, un territorio de unos 100 kilómetros donde atienden a 18 comunidades. “Estar aquí hoy –dijo– es como una oportunidad de compartir la misión”. Además, explicó que en Cuba tienen por delante un “Año Misionero”, donde “en esta situación peculiar y especial que vive la Iglesia allí desde los últimos 60 años”, la Iglesia “quiere demostrar que sigue siendo misionera y que está presente en la sociedad cubana, especialmente en aquellos que de algún modo sufren y están deseosos de reafirmar su esperanza en el futuro”, afirmó. “Los misioneros allí no podemos ofrecer grandes momentos o grandes acciones, pero sí el anuncio de la presencia del Señor y de la Virgen de la Caridad del Cobre, que acompañan al pueblo. Nuestra tarea es reafirmar que la presencia del Señor es algo que beneficia a todos los cubanos, allá donde se encuentren”.

Junto con el testimonio de Francisco Javier García Escorza, de la fraternidad misionera Verbum Dei, llamó especialmente la atención la historia de Domnino Martínez, laico casado y perteneciente a las Comunidades Neocatecumenales, quien fue enviado a la misión en Túnez, donde vive actualmente con su mujer, en la pequeña isla de Yerba, cerca de Libia. Allí atienden una Iglesia católica que estaba cerrada hasta hace poco, y comparten su fe con una pequeña comunidad. Su labor es, simplemente, “estar” con una presencia “testimonial”, “abriendo la puerta de la Iglesia, que sirve también de invitación y de cuestionamiento para los demás. Una pequeña Iglesia rodeada de 300 mezquitas”.

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