El Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, ha enviado a los sacerdotes y religiosos de la diócesis un documento con las Disposiciones para la reapertura de los templos y del culto durante la atenuación de las restricciones del COVID-19.
En él, explica las pautas que se seguirán en la Archidiócesis de Oviedo, secundando las indicaciones que, el pasado 30 de abril, hacía públicas la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española.
En esta fase de transición hacia la completa normalidad de las próximas semanas se recuerda, por ejemplo, que se mantiene la dispensa del precepto de participar en la Misa Dominical, ya decretada previamente, y se indica especialmente a personas de riesgo, mayores y enfermos, que consideren la posibilidad de quedarse en casa y sigan las celebraciones por los medios de comunicación.
Entre otras sugerencias, se ruega a los sacerdotes y colaboradores parroquiales que cuiden las medidas organizativas e higiénicas, y a los fieles, que observen el cumplimiento de las mismas. Son, en definitiva, las normas generales de las autoridades sanitarias.
En el documento se explican las distintas fases de aplicación, que van desde la Fase 0, con el culto sin fieles, hasta la 3, donde se avanzará en la normalización de la vida pastoral ordinaria.
Así, se ofrecen propuestas prácticas como la organización a la entrada del templo, contando, en aquellos lugares donde sea posible, con personas responsables que atiendan a la distribución de los fieles en los bancos, al acceso a la hora de comulgar y la salida de la iglesia al finalizar, procurando respetar la distancia de seguridad. También se aconseja el uso del gel hidroalcohólico u otro desinfectante similar, a la entrada y salida de la Iglesia.
Finalmente, se ofrecen indicaciones para el transcurso de la celebración litúrgica, como la sustitución del saludo de la paz por otro gesto sin contacto directo, o la comunión en la mano sin guantes y en silencio, manteniendo en la fila una distancia de, al menos, 1,5 metros.
Al término de la celebración se recomienda evitar agrupaciones de personas y el cuidado de la desinfección del templo (bancos, puertas, pomos u objetos litúrgicos).