El cuidado de la “casa común”, tarea de todos

Publicado el 07/02/2020
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El cuidado de la “casa común”, tarea de todos

Manos Unidas ha presentado esta semana su nueva campaña en la que en esta ocasión, con el lema “Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú”, se llama la atención sobre cómo el mal uso y abuso de los recursos naturales afecta de manera muy grave a los países más empobrecidos y a sus poblaciones que se encuentran totalmente desprotegidos ante los cambios climáticos extremos y sus consecuencias: sequía, inundaciones, deforestación, contaminación… La delegación de Asturias de Manos Unidas ha contado estos días con la presencia de tres misioneros, los combonianos, Pedro Andrés y Juan Antonio Fraile y el javeriano Robertus Karki; que han acudido a colegios, parroquias y medios de comunicación para relatar de primera mano esta problemática y cómo Manos Unidas ayuda a paliar estas situaciones con sus proyectos.

“El abuso de los recursos naturales es un gran problema porque lo que podría ser fuente de una gran riqueza para todos se convierte en la gran pobreza: mientras los que se enriquecen son los que viven fuera, la gente del país está cada vez más empobrecida: esta es la gran contradicción”, ex-plica Juan Antonio Fraile. “Nuestra zona, la selva en el Congo en la parte noroeste, no está aún muy castigada, pero ya han empezado a hacer pistas, a entrar camiones que derrumban puentes debido a su gran tonelaje que quedan después inutilizados; son sobre todo empresas chinas a las que el gobierno les dice si me construyes tal cosa te  doy  tal  cantidad  de  kilómetros.  Nos encontramos así con una sobreexplotación por parte de estas empresas que buscan el beneficio propio, y no el del país, y muchas veces con la colaboración de políticos corruptos”.

A muchos kilómetros de distancia del Congo, en Guatemala, la situación con sus propios matices es muy similar. “Donde había lluvia y los campesinos podían contar con ella para que la cosecha prosperase, ahora tiene que pensar que quizá no puedan recoger ningún fruto por la sequía y llegan las dificultades para alimentar a los niños. Hemos visto mucha desnutrición infantil y ver a un niño pasar hambre te parte el alma. Estas regiones están explotadas y sufren los efectos de otro tipo de vida e intereses”, relata Pedro Andrés. A ello se unen las acciones de, por ejemplo, las empresas agroforestales que apuestan por el cultivo de la palma africana aceitera que exige gran cantidad de agua: “Para conseguirla reconducen los ríos y eso desertifica la tierra y luego ¿quién las va a cultivar?”; o la explotación de minerales que se realiza con la utilización de venenos, cianuro y mercurio que contamina las tierras. “Esta depredación de la naturaleza causa sufrimiento y muerte en las comunidades más débiles, en los pobres, tiene consecuencias de vida o muerte”.

Una ayuda útil y destinada a las verdaderas necesidades

Es a estos lugares a los que llega la ayuda de Manos Unidas que con proyectos muy concretos, que salen de las necesidades que expresa la propia comunidad, contribuye a la formación o acceso a las necesidades básicas. “En el Congo Manos Unidas es muy conocido porque la gente ve que sus proyectos verdaderamente ayudan al desarrollo de las comunidades. Una de mis grandes luchas era concienciar a la gente de la necesidad de que hirviesen el agua antes de tomarla porque, aunque hay en abundancia las fuentes son abiertas y están contaminadas. Manos Unidas ha cerrado esas fuentes, una inversión imposible para la población de allí”, relata Juan Antonio. Y destaca con vehemencia que todos los donativos llegan a donde se necesitan, destacando la supervisión que la organización hace en cada etapa con auditorías para comprobar que el proyecto se ha realizado según lo previsto y presupuestado. Una opinión absolutamente compartida por Pedro: “Ese euro que se da llega y llega bien, nosotros somos colaboradores privilegiados”, que apunta también lo importante que es para las personas “más frágiles saber que hay alguien que se preocupa de ellos. Los efectos de nuestro actuar se notan siempre, sobre todo en los más pobres, sean negativos o positivos si nos unimos a esa ola de solidaridad”.

Fiabilidad y confianza

En su estancia en Asturias, los misioneros también han resaltado el trabajo que se realiza en concreto desde la delegación de nuestra diócesis que recaudó más de un millón de euros (en total los fondos de Manos Unidas se acercaron a los cincuenta millones de euros). Como indica Ana Vázquez Prada, voluntaria de la organización, “la gente colabora muchísimo con Manos Unidas, tiene detrás un prestigio y una fiabilidad que hace que se vuelquen con ella. Y tenemos que dar muchísimas gracias a los misioneros,  que son tan entregados y trabajadores, porque sin ellos Manos Unidas no sería nada”. Este año está previsto hacer nueve proyectos, aunque por regla general los donativos siempre permiten añadir alguno más, que se centran en educación, acceso a servicios básicos, como el agua potable, o atención sanitaria en lugares como Angola, Etiopía o Burkina Faso, entre otros.

En ese sentido, Manos Unidas en Asturias ha recibido la carta de un grupo de chicas en Malawi que, gracias a un proyecto financiado por el arciprestazgo de Avilés, tienen la oportunidad de estudiar, protegerse frente a matrimonios prematuros y asistir a sus clases sin miedo ya que viven en una zona particularmente peligrosa. En su carta agradecen la ayuda que han recibido y las posibilidades hasta el momento impensables que se les han ofrecido con el proyecto de esta escuela: “sesenta plazas que son sesenta sueños”, afirman.

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