Amor a Cristo, la Iglesia y el sacerdocio

Publicado el 30/10/2020
Share on FacebookTweet about this on TwitterEmail this to someonePin on PinterestPrint this page
Amor a Cristo, la Iglesia y el sacerdocio

El Seminario acogió el funeral público por Ezequiel Fernández fallecido durante el confinamiento

El pasado mes de marzo fallecía el sacerdote Ezequiel Fernández Fernández, muy querido en la diócesis por sus labores pastorales como consiliario de Cursillos de Cristiandad y director espiritual en el Seminario desde 1960, además de los muchos retiros y ejercicios que dirigió a lo largo de los años. Su fallecimiento coincidió con el estado de alarma y confinamiento total en España por lo que en su momento no pudo celebrarse el funeral público que, finalmente, ha tenido lugar este miércoles en el Seminario, presidido por el  Vicario General de la diócesis.

Nacido en La Foz de Morcín en 1927, era “afable, exigente en la vida espiritual con sus dirigidos, pero muy comprensivo. Sabía escuchar, no se impacientaba, no ponía el reloj delante de las personas con las que hablaba y en el Seminario siempre había cola esperando encontrarse con él”, recuerda Gonzalo Suárez, actual consiliario de Cursillos de Cristiandad. Un movimiento al que estuvo cincuenta años dedicado, y del que afirma “hay que atribuirle el florecimiento en la diócesis cuando en otras, que eran punteras e iban delante de nosotros, prácticamente desaparecieron. Era muy tenaz: cuando había un conflicto no le importaba que se fuera gente con tal de que quedara sana la situación, era un poco osado en ese sentido, quizás se equivocó alguna vez, pero el balance es positivo”.

Una labor pastoral que destacaba también en la cantidad de tandas de ejercicios y retiros que dirigió “a veces para una o dos personas, para religiosos y laicos e incluso fuera de la diócesis. Hay que pensar que en esa época había bastantes sacerdotes que se dedicaban a esto, no es la situación actual, pero aun así era muy demandado”. Este contacto con tanta gente en situaciones muy distintas hizo posible que “influyese en mucha gente y que muchos los escogieran como director espiritual o confesor”, una confianza que lograba por un hecho que Gonzalo Suárez destaca: “predicaba con el ejemplo”.

Un ejemplo que fue también muy importante en el Seminario Metropolitano de Oviedo, “es un referente de muchos sacerdotes después de cincuenta años involucrado en su formación”, relata Jaime Díaz Pieiga, actual director espiritual, “tenía una vivencia sacerdotal muy intensa, con largas horas de oración, y respiraba amor a Cristo, a la Iglesia y al sacerdocio. Un sentimiento que conseguía transmitir”. Así en su papel como director espiritual destacaba por su cercanía “estaba siempre disponible para los seminaristas y nos hacía llegar su acogida y paternidad espiritual”. En esta guía siempre destacaba “su insistencia en la importancia del discernimiento”.

En 1989, Ezequiel Fernández tuvo un grave accidente que le marcó profundamente “fueron muchos meses de recuperación hasta que volvió a reiniciar su tarea, recuperó la voz después de romperse la tráquea con mucho esfuerzo, y después de haberlo sufrido creo que se hizo más comprensivo y menos exigente”, aunque continuó con sus rigurosas costumbres: “Su vida de oración era intensa, muchas noches, noches enteras, las pasó en la capilla de forma que cuando los seminaristas íbamos por la mañana a laudes él aún estaba allí, pero yo creo que lo que habría que acentuar en él es su espíritu de sacrificio. Era un hombre de firme voluntad”.

Para mejorar el servicio, utilizamos cookies propias y de terceros. Si sigues navegando, entendemos que aceptas su uso según nuestra política de cookies.

Más información sobre cookies