“Actitud misionera y evangelizadora”

Publicado el 19/06/2020
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“Actitud misionera y evangelizadora”

Ricardo Rodrigo, sacerdote jesuita, dirige los grupos de oración del Sagrado Corazón en la iglesia de las Salesas de Oviedo, dirigida por los padres jesuitas, que pertenecen, a su vez, a la Red Mundial de Oración del Papa

¿En qué consisten estos grupos?

Se les conocía con el nombre de Apostolado de la Oración y actualmente con los nuevos estatutos se denomina Red Mundial de Oración del Papa, se ha querido así dar una dimensión más amplia a este movimiento que está presente en la Iglesia universal y que pretende que el cristiano ofrezca la jornada de cada día, su oración, su trabajo, dando a su vida una proyección apostólica y fomentando una actitud misionera en unión con el Papa. Este proyecto tiene como fondo un profundo amor al Corazón de Jesús, que es la manifestación del amor del Padre. Acoger este amor del Corazón de Jesús nos transforma y vivimos más conscientemente la alegría del Evangelio tal y como nos recuerda el Papa en una de sus exhortaciones. Con ese amor que se ha manifestado a través del Corazón de Cristo de alguna manera estamos expresando que la experiencia del amor humano parte del corazón como centro de la persona.

¿Cómo se organizan?

Una es una modalidad más abierta y es accesible a toda persona bautizada, niños, jóvenes y adultos, y consiste en asumir como parte diaria de su vida la oración personal a Dios, a ser posible la Eucaristía diaria y rezar por las intenciones del Papa. A quienes asumen esta modalidad se les anima a que participen a ser posible en la misa de los primeros viernes de mes uniéndose así de forma comunitaria a las intenciones del Papa. Y una segunda modalidad más estructurada es la que tenemos en el templo del Sagrado Corazón.

Consiste en formar un grupo, actualmente hay unas cuarenta personas, con el compromiso de rezar diariamente la oración establecida ofreciendo a Dios los trabajos, alegrías, dificultades. Al frente de este grupo siempre hay una persona responsable que puede ser un sacerdote, persona consagrada o seglar que es la que está en contacto con la delegación diocesana y nacional. Este grupo prepara la fiesta del Sagrado Corazón y fomenta la jira al Monte Naranco. Al ser un grupo institucionalizado tiene la ventaja de estar relacionada con la diócesis y la delegación nacional e internacional, esta última situada en Roma.

¿Cualquier persona puede pertenecer a estos grupos?

Por supuesto, no solamente en nuestro templo sino que se pueden formar grupos en las distintas parroquias o en colegios congregaciones religiosas. Con estos grupos se pretende fomentar ese amor a Jesucristo ya que así se vivencia más, y también el que recibimos de Dios Padre, al tiempo que a través de él la experiencia cristiana se hace más universal. Se vive así en esa sana tensión para no dejarse envolver por la secularización o el ambiente que a veces nos rodea. Decía el teólogo Rahner, allá por el año 1960, que el cristiano del siglo XXI sería un místico o no podría existir. Con esa expresión estaba indicando que dado el proceso que iba a seguir de secularización la situación del mundo, concretamente de España, el cristiano tenía que tener una experiencia personal de Dios para que pueda de alguna manera estar el frente de esa situación que a veces nos puede envolver o incluso eclipsar la fe.

La actitud misionera y la importancia de rezar son dos de las claves.

Considero que cuando se habla de la nueva evangelización no se trata tanto de palabras, sino que se pueda evangelizar, y se hace, con el testimonio de vida. De tal manera que incluso los pequeños signos que se puedan ir realizando en la oficina, en la familia, en el trato con las demás personas es un modo de evangelizar porque se está haciendo presente con esos pequeños signos que lo que dice Jesús en el Evangelio no es una utopía sino que se va realizando ya en la historia. Naturalmente no de forma plena o perfecta, pero ya se va haciendo presente el Reino de Dios. Y por supuesto rezar es muy importante. Es significativo como san José María Rubio, jesuita canonizado por San Juan Pablo II en 2004, siempre decía si quieres verás como encuentras tiempo para orar: mañana, mediodía o tarde, pero lo vas a encontrar.

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