75 años de la Escolanía de Covadonga

Publicado el 19/06/2020
Share on FacebookTweet about this on TwitterEmail this to someonePin on PinterestPrint this page
75 años de la Escolanía  de Covadonga

A lo largo de este año la Escolanía de Covadonga se encuentra de celebración. Cumple 75 años de vida desde que, en 1944, el Arzobispo de Oviedo, Mons. Lauzurica y Torralba, impulsara y diera forma al coro de voces blancas que, desde entonces, tiene como objetivo principal venerar a Nuestra Señora de Covadonga en el Real Sitio. Las celebraciones de este aniversario, sin embargo, no serán como se habían imaginado. Desde que se declarara el Estado de Alarma en el país, allá por el mes de marzo, los escolanos regresaron a sus hogares, en espera de la recuperación de la vida “normal” y la vuelta a las clases. Algo que, como es sabido, aún no ha sucedido, y no lo hará, previsiblemente, hasta el próximo mes de septiembre. Mientras tanto, el Santuario permanece más silencioso de lo habitual, sin sus risas, sus juegos y sus melodías llenando el ambiente. “Se les echa mucho de menos”, reconoce el canónigo responsable de la Escolanía, Luis Marino Fernández.

Son muchas las personas que se acercan a escuchar a la Escolanía de Covadonga, principalmente los domingos a las 12, en la eucaristía de la Basílica, y en otros momentos, como en la Novena o el Día de Covadonga. Su repertorio es amplio y variado, abarcando diferentes épocas y estilos, y con su solemnidad contribuyen a engrandecer las celebraciones litúrgicas. Aunque se centran en temas religiosos, interpretan también obras populares en conciertos que han ofrecido en ciudades como Valencia, Madrid, Barcelona, Santander, León, pero también Viena o Venecia.

Son, en total, 29 chicos de edades comprendidas entre los 8 y los 18 años. Cuanto más jóvenes entren, más posibilidades de formarse y desarrollarse musicalmente tendrán, siendo los 14 años la edad máxima para formar parte de la Escolanía.

“Tratamos de que la educación musical sea lo más amplia posible dentro de esas edades”, explica Fernando Álvarez, organista del Santuario. “Comienzan estudiando el grado elemental, y luego el acceso al Conservatorio, al grado medio y al profesional, y con ello estudian lenguaje musical y un instrumento, bien sea piano, violín, violonchelo, contrabajo u órgano, por ejemplo, para que el día de mañana puedan, si así lo desean, dedicarse profesionalmente al mundo de la música”, algo que ha sido muy frecuente a lo largo de estos 75 años de historia del coro. “Tenemos antiguos escolanos que se han enfocado hacia la dirección de coros, pero también tenemos directores de conservatorio, directores de orquesta, profesores, instrumentistas, etc. Hay un amplio elenco de personas que salieron de la escolanía y pudieron trabajar en ese ámbito”.

En cuanto a los requisitos que debe tener un chico para poder ingresar en la Escolanía de Covadonga, según sus responsables, es preferible, en contra de lo que pudiera parecer, que tengan pocos conocimientos musicales. “Cuando ya saben cantar suelen traer vicios de respiración o de emisión del sonido, mientras que cuando no saben nada, se trabaja mejor y son más maleables, en el sentido de que puedes enfocarles hacia donde tú quieres, hacia ese timbre especial que tiene la Escolanía”.

Depende íntegramente de la diócesis

El coro de voces blancas del Santuario de Covadonga, con toda su proyección nacional e internacional, depende económicamente en exclusiva del Santuario y de la diócesis. “No contamos con ninguna ayuda externa”, reconoce el canónigo Luis Marino Fernández. “Ni por parte de la comunidad educativa, ni de las consejerías. Ojalá fueran más sensibles y nos ayudaran con ello, pues la Escolanía es algo muy especial, no existe nada igual, un grupo de personas que lleva Asturias en el alma, y fuera, porque Covadonga no deja de ser el alma de Asturias”.

Son en total doce personas las que están involucradas en la educación y el seguimiento de los chicos. “Cinco de ellas son religiosas Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo, que hacen un trabajo encomiable porque ayudan a mantener la disciplina, el trato con ellos, el cuidado de las habitaciones, etc. ,están pendientes de todo lo relativo a la vida cotidiana, haciendo a veces la labor de madres, sin serlo –explica el sacerdote–. Su labor es fundamental. Hay también un equipo de cocineros, y un grupo de profesores voluntarios que acuden todas las tardes y trabajan con ellos principalmente las asignaturas de Matemáticas, Biología, Historia e Inglés.  Además, todos los jueves, el equipo responsable de la escolanía tiene una reunión del claustro para evaluar cómo va la marcha de la institución, los estudios, la programación, perspectivas de futuro (si hay conciertos, salidas, etc.)”.

“El Abad, Adolfo Mariño, y los otros dos canónigos, Juan José Hernández y Alejandro González están también muy presentes. Porque la formación espiritual cristiana forma parte del día a día de la Escolanía, pues pretendemos que tengan una formación integral, no sólo académica y musical, sino que valoren también por lo que están allí, y el gran esfuerzo que realiza nuestra diócesis por mantener esta institución abierta, aunque consume muchos recursos”, reconoce Luis Marino.

Desde el Cabildo, ante la situación de crisis sanitaria en la que nos encontramos, no han terminado de fijar una fecha para una posible celebración del 75 aniversario de la Escolanía, pero reconocen pensar en “el último domingo de septiembre” para realizar “una magna celebración en torno a la eucaristía”. En ella estarían presentes antiguos escolanos y directores del coro, así como todos aquellos vinculados desde hace años al mismo. “También inauguraríamos una placa o pequeño monumento de homenaje al señor Arzobispo Francisco Javier Lauzurica y Torralba –explica Luis Marino Fernández– cuya presencia yo creo que no está suficientemente valorada por lo que supuso para Covadonga”.

Para mejorar el servicio, utilizamos cookies propias y de terceros. Si sigues navegando, entendemos que aceptas su uso según nuestra política de cookies.

Más información sobre cookies