Escribe Gadía Otero, miembro de Acción católica general
La semana de 2 al 7 de octubre participamos en Roma, junto a otros jóvenes de Italia, Rumanía, Malta y Tierra Santa en el III encuentro Europeo-Mediterráneo organizado por el Forum Internacional de la Acción Católica (Fiac), donde pudimos asistir a algunas actividades de la primera semana del Sínodo “ los jóvenes, la fe, y el discernimiento vocacional”.
Concretamente estuvimos presentes en la misa de apertura, el encuentro con el papa Francisco y los padres sinodales y en la presentación del libro “Sueña, vive y elige: la propuesta de los jóvenes de la Acción Católica al Sínodo”, donde a mi compañero David le correspondió realizar una pequeña reflexión de lo que para él suponía en su vida “elegir”.
Todos y cada uno de ellos fueron para nosotros momentos ilusionantes y esperanzadores, que vamos digiriendo poco a poco y que nos llevan a pensar que este Sínodo será un punto de inflexión en la vida y la historia de nuestra Iglesia.
Podemos destacar que en la homilía de la misa de apertura, el papa Francisco se dirigía a los padres sinodales pidiéndoles “una actitud de escucha sincera, orante y con el menor número de prejuicios y presupuestos posibles” que les permitiera “entrar en comunión con el pueblo de Dios” y les consintiese “escuchar a Dios, hasta oír con Él el clamor del pueblo; escuchar al pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama”.
El segundo momento se produjo en el aula Pablo VI, donde tras algunos testimonios los jóvenes le lanzaron algunas cuestiones relativas a sus preocupaciones y el Santo Padre les respondió diciendo “Las respuestas deben venir de todos, de nuestra reflexión, de nuestra discusión, y sobre todo, deben ser respuestas dadas sin miedo”.
Nos alentó a ser jóvenes en camino que miran el horizonte y no el espejo, que siempre miran hacía adelante, que ven las cosas sin miedo. Agradecidos y animados por esta gran experiencia os pedimos nos tengáis presentes en vuestra oración y también al Sínodo de los jóvenes.
Que siempre sigamos siendo callejeros de la fe felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza y cada rincón de la Tierra.
