«Más que nunca, es la hora de los laicos»

Publicado el 26/10/2018
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«Más que nunca, es la hora de los laicos»

Encuentro del Apostolado Seglar de la Provincia Eclesiástica, con sus Obispos

El Seminario Metropolitano de Oviedo acogió, el pasado sábado, un encuentro de laicos y obispos de la Provincia Eclesiástica, para tratar “El papel del laico en el mundo de hoy”. Se trata de una reunión de carácter bienal en el que representantes de movimientos laicales y también laicos sin asociar de estas diócesis trabajan, con el acompañamiento de sus obispos, sobre los diferentes retos y cuestiones que se les plantean como bautizados llamados a la misión.
El encuentro dio comienzo a las once de la mañana, con una participación de algo más de ochenta personas procedentes de las cuatro diócesis. La Delegada episcopal de Apostolado Seglar de Oviedo, Carmen Alonso, inauguró la jornada con una intervención en la que quiso subrayar que la misión del Apostolado Seglar es “apasionante pero tremendamente compleja: es remar y remar y ojalá encontremos la orilla, pero la crecida de todo contra lo religioso, sobre todo lo católico, es preocupante”. Sin embargo, la Delegada episcopal quiso señalar que la misión del Apostolado Seglar “no puede plantearse más que como desarrollo de la vocación bautismal y por tanto en el marco de una formación integral que ayude a hacer la síntesis entre fe y vida”. Y esta vocación –dijo– “tiene una fuerte identidad eclesial” por lo que “es imprescindible una formación que ayude a descubrir y a vivir adecuadamente la comunión eclesial, asumiendo y desarrollando su responsabilidad en la vida y misión de la comunidad cristiana”.

Además, señaló que la “realidad social que estamos viviendo nos pide hacer frente a la disolución de lo humano en que estamos inmersos y ser testigos de un proyecto de humanización que tiene que traducirse en una forma de situarse en la realidad que gira en torno a cuatro claves: acompañar la vida de las personas en sus ambientes y colaborar con ellas a que se den las condiciones para que podamos vivir nuestra humanidad de manera plena experimentando que la vocación que realmente nos humaniza es la comunión; colaborar con un cambio de mentalidad a una nueva manera de entender y comprender la realidad, pasando del individualismo a lo comunitario, de la indiferencia al compromiso; colaborar con el cambio en las instituciones para que estén más al servicio de las personas, en particular de los empobrecidos, y para animar y renovar el tejido social, participando también en las estructuras, como el Obispado; colaborar con la construcción y el dar visibilidad a dar experiencias alternativas en la forma de ser y trabajar en el uso de los bienes, en las formas de trabajo, en la vida política, etc. y finalmente todo ello con creatividad y desde el compromiso activo”.
Finalmente, reconoció que el Apostolado Seglar no está viviendo su mejor momento, pero “no es menos cierto –afirmó– que descubro en mis hermanos el deseo ardiente de salir adelante, de volver a empezar”, y “descubro también el deseo de caminar en comunión con nuestros Pastores dentro de la Iglesia, pero pedimos a ellos y a nuestros hermanos sacerdotes que nos den un voto de confianza, que no nos consideren “hermanos menores” de fe, que sabemos y conocemos nuestra misión en la Iglesia y en el mundo, y que deseamos profundamente ser, de verdad, corresponsables en la Misión a la que hemos sido llamados”.
En su intervención, el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, señaló que ante el tratamiento hostil que culturalmente sufren los creyentes hoy, a título personal e institucional, pueden sobrevenir varias tentaciones “nostalgia de los tiempos pasados, tristeza frente a los tiempos presentes y desesperanza ante los tiempos futuros”. Pero ante ellas, señaló, es importante recordar “lo que Jesús nos dijo al enseñanzarnos a rezar con su propia oración, que Él nos libre del maligno y que no nos deje caer en la tentación”, porque “ni mirar para atrás con nostalgia, ni mirar el presente con tristeza, ni mirar el futuro con desesperanza nos ayudará a descubrir el reto y la llamada que se nos hace hoy y aquí a los cristianos”.
Así, Mons. Jesús Sanz invitó a todos, recordando las palabras del Papa Francisco, a “ser audaces y creativos” en la tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en las comunidades.
Finalmente, animó a todos los presentes a que salieran también ellos a la plaza pública a dar testimonio de su encuentro con el Señor. “Es la hora de los laicos”, dijo, “siempre lo ha sido, pero ahora lo es más, si cabe”.
Tras un turno de trabajo por grupos, en el que se pusieron en común los criterios que, a juicio de los participantes, deberían regir la evangelización por parte de los laicos en el mundo hoy, los Delegados de las diferentes diócesis trabajaron para exponer en público un compendio de lo elaborado en cada grupo. Los puntos fundamentales que surgieron de estos trabajos fueron: “Tener claro cuáles son los principios con los que se va a la misión. Además de la fe: la oración, la formación y la claridad de lo que es la vocación bautismal, porque todo parte de ahí”; “ir a la misión desde la comunión eclesial, pues somos algo más que una ONG; no salir sólo por humanidad o la solidaridad de compartir, sino que saber desde dónde se hace y que el Señor nos envía a través de la Iglesia, sin particularismos”. Y finalmente, “reconocer que la misión fundamental está fuera, no dentro, aunque también, y es importante el talante con el cual se sale hacia fuera, sin creerse superior, viendo al hermano en igualdad de condiciones que yo y con los mismos derechos”.

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