Ante la memoria de los difuntos, tristeza, pero con esperanza

Publicado el 02/11/2017
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Luis RicardoEscribe Luis Ricardo Fernández, Delegado Episcopal de Pastoral de la Salud 

El pasado jueves leía con agrado el comentario de mi compañero Luis, cura en Laviana: “¡Halloween no, es Holywins!” Halloween tiene un origen cristiano y significa víspera de Todos los Santos, pero tal y como nos llega esta “fiesta”, nada tiene que ver con nuestros santos. Cuando viví en Ecuador me decían que “de los yanquis importamos lo peor y excluimos lo mejor”, tal vez sea verdad, los españoles no somos mas “listos”. 
Después de aquello de “la arruga es bella”, hoy vamos a lo de “lo feo es bello”. Lo cierto es que casi siempre nos reímos de lo que nos asusta, la muerte nos asusta y nuestra sociedad tiene que esconderla, maquillarla y disfrazarla, pero sabemos que no somos inmortales. 

Y en todo este contexto estamos los cristianos, como casi siempre incordiando, siendo contraculturales y diciendo que lo feo no es guapo y que la santidad vence (Holywins).
Uno y dos de noviembre son días muy serios, que no morbosos ni pesimistas. La misa de Todos los Santos nos ofrece las Bienaventuranzas y nos dice que los santos son: “Los que no ponen su corazón en el dinero y son capaces de compartir. Los que sienten en su carne el sufrimiento de los demás y dedican su tiempo a animar a personas deprimidas, a acompañar a los ancianos en soledad y a visitar enfermos. Los que saben vivir con poco y son solidarios con los pobres y marginados de la sociedad. Los que no se dejan llevar del mal genio, ni de la violencia. Devuelven bien por mal. No juzgan. No condenan. Los que hacen mejores a los que se les acercan y son ordenados en sus instintos. Los que son tolerantes, tienen paciencia, viven en paz. Saben dialogar, buscan lo que une, nunca lo que separa. Los que no siguieron las modas. Sufrieron desprecios, insultos por ser creyentes y dieron testimonio sin avergonzarse de Cristo”. 
Santos son los que han decidido hacer algo para que en este mundo los hombres se quieran, sean solidarios, se ayuden, no se rechacen por su color, dinero o poder”
Y hoy, precisamente, celebramos que la memoria de los difuntos tiene un sentido de tristeza; pero en esta tristeza, nosotros llevamos flores, como un signo de esperanza en la resurrección. Jesús con su Cruz nos abrió la puerta de la esperanza donde contemplaremos a Dios.

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